lunes, 6 de agosto de 2012

DONES Y TALENTOS

                       "El talento es un don que Dios nos hace en
                       secreto, y que nosotros revelamos sin
                       saberlo."
 
                                              Montesquieu.
 
 
Según la parábola en Mateo 25.14-30, el Señor nos ha dado talentos -a unos más, a otros menos- conforme a la capacidad de cada creyente y a la potestad del Espíritu Santo. Pero esos talentos, sean grandes o pequeños, han sido dados para administrarlos bien. ¡Qué hermoso es cantar desde lo más profundo de nuestro ser: «¡Gozo da servir a Cristo, en la vida diaria aquí...!»


No importa si sólo recibiste un don -¡esfuérzate y úsalo! William Barclay dijo: «los hombres no son iguales en talentos, pero sí pueden ser iguales en esfuerzo». Lo poco se multiplica cuando lo ponemos en las manos del Señor.


Un hermoso pasaje de la Biblia nos narra de un jovencito que sólo tenía cinco panes de cebada y dos pescados con los cuales fueron alimentadas cinco mil personas. Ante los ojos de Andrés esos pocos panes y pescados no servían para gran cosa, y dijo: «¿Qué es esto para tantos? (Juan 6.9), y podríamos estar de acuerdo con él, pues, ¿cómo dar de comer con tan poco a tan grande multitud? Pero, qué maravilloso es observar que para los ojos de Jesús, esos cinco panes y dos pescados, fueron más que suficientes para alimentar a todas aquellas personas. ¿Cuál fue la razón por la que esos panes y pescados sirvieran para tan gran propósito? Fueron puestos en las manos de Él. Jesús manifestó una vez más que para Dios no hay nada imposible!


El Señor Jesús puede hacer lo mismo con tus talentos, por pequeños que creas que estos sean. Si aún no los has puesto a su servicio, ¡hazlo ahora! Pon todo lo que tienes en las manos de Él. No hay experiencia más gratificante que servir al Señor con todo lo que tenemos y somos. La Biblia dice: «Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, que como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios» (1 Pedro 4.10).


Los buenos mayordomos son aquellos que consagran sus energías, sus dones o talentos, sus recursos y sus vidas mismas al servicio del Maestro.


Es posible que no te hayas dado cuenta del potencial que hay en ti, ni de los dones con que Dios te ha provisto. Ve al Señor en oración y pídele que te muestre cuál es el don que te ha dado para Su servicio.


Él te concederá sabiduría para que sepas usar correctamente ese don que has recibido por su gracia infinita. Santiago escribió: «Si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada» (Santiago 1.5).


Cuando Salomón asumió su reinado, pidió sabiduría para poder gobernar a ese pueblo tan grande, y Dios se la concedió (1 Reyes 3.5-12). ¿Acaso no hará lo mismo el Señor contigo si se lo pides? ¡Decídete ahora! El cristiano fiel siempre servirá al Señor con disposición y sin tardanza.


La Parábola de los Talentos nos advierte acerca de las consecuencias de no usar bien los dones que Dios nos ha confiado: «Quitadle, pues, el talento y dadlo al que tiene diez talentos, porque al que tiene le será dado y tendrá más; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado. Y al siervo inútil echadlo en las tinieblas de afuera, allí vendrán el llanto y la desesperación» (Mateo 25.28-30).


Siente el gozo inefable de servir al Señor con todo lo que Él te ha dotado. ¡Hazlo ahora que gozas de salud y vigor! El «sacrificio vivo» que Dios demanda (Romanos 12.1) consiste en usar el tiempo, los talentos, los recursos y todo tu ser a Su servicio. ¡No esperes más, apresúrate a usar el talento que Dios te ha concedido!.

Dios merece lo mejor de ti. Él nos formó con un propósito y espera que explotes al máximo lo que te ha dado. Él no quiere que envidies ni te preocupes de las habilidades que no posees, sino que te enfoques y uses los talentos que te ha dado.

Cuando intentas servir a Dios de maneras para las que no estás formado, es como meter un cubo a la fuerza dentro de un círculo, es frustrante y produce resultados limitados. También es una pérdida de tu tiempo, de tu talento y de tu energía.
La mejor manera de vivir tu vida es sirviendo a Dios de acuerdo a tu forma, para lo cual debes descubrir tus dones, aprender a aceptarlos y a disfrutarlos de modo que puedas desarrollarlos a su máxima expresión.


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Dios los bendiga