domingo, 19 de agosto de 2012

ADOPTADOS POR DIOS.

                   "El tener un hijo, deseado o no deseado, es una
                   bendición de Dios ¿por qué matar esa bendición?
                   sino la quieres déjala vivir, existe la adopción."
                                                                        Anónimo.
Cierta casa de una viuda muy rica se incendió. La señora murió en el fuego. Mientras los bomberos trataban de controlar las llamas, se dieron cuenta del que el hijito de la señora, de 5 años de edad, estaba dentro de la casa. No había forma de llegar a él. No sabían cómo llegar al niño. Sólo un hombre que pasaba por el lugar.
Vio Las escaleras ya se habían caído. El edificio no tenía ascensor y en la escena. Observó un tubo al lado de las llamas que llegaba a la ventana donde se había asomado el niño. Nadie podía tocar el tubo por lo mucho que se había calentado. Pero aquél hombre, valientemente, se deslizo por el tubo (Quemándose las manos) hasta donde estaba el niño, salvándole la vida.
Un año y medio más tarde, se ventilaba en la corte quien calificaba para adoptar al niño (Siendo administrador de toda la riqueza). Muchos solicitaron, demostraron lo que creían era necesario para calificar: Trayectoria, Negocios, Solidez, Riquezas, Etc. Pero a ninguno el niño aprobó, y esta era una condición sumamente necesaria.
El juez volvió a llamar a quienes habían asistido para que probaran si adoptaban al niño, o si este le aprobaba, entró a la sala un hombre desconocido. Caminó lentamente hacia adelante con las manos dentro de los bolsillos, el juez le preguntó por sus credenciales, a lo que respondió: "Señoría, no tengo riquezas ni negocios que me hagan competir contra todos los que aspiran a adoptar al niño". El juez le dijo: "¿Pues que hace usted aquí? Alguna razón debe mostrar por la que quiera ser tutor del niño". El señor dijo: "Solo tengo estas muestras de amor abnegado" (Al decir esto mostró sus manos. Estaban blancas, quemadas, desechas).
El niño al verlo reconoció al hombre que le había salvado la vida y con lágrimas en sus ojos le abrazo y el señor fue quien le adoptó.

Cristo Jesús pagó por tí un precio incalculable. Entregó su vida para salvar la tuya, y también te lleva esculpido en las palmas de sus manos. Él quiere adoptarte como su hij@, no por que quiera tomar tu riqueza si no para cambiar tu desdicha y enfermedad por su alegría, riqueza y vida eterna. ¿Aceptarás su adopción?

¨Adopción" es el término que el apóstol Pablo utiliza para describir el acto del Espíritu Santo mediante el cual el creyente pecador se convierte en miembro de la familia de Dios, con todos los privilegios y obligaciones de los miembros de la familia.

Éramos "hijos de ira" por naturaleza (Efesios 2:3). Sin embargo, aquellos a quien Dios da su gracia salvadora de convertirse en "hijos de Dios".

La palabra adopción en el Nuevo Testamento significa  colocarse como hijo adulto. Se trata de un término utilizado en la práctica legal Romana en los días del apóstol Pablo referente a una acción legal por el cual una persona toma en su familia a un niño,  que no es suyo, con la finalidad de tratarlo y darle todos los privilegios de un hijo propio. El niño adoptado legalmente tiene derecho a los privilegios y todos los derechos de un hijo natural. Pablo lo utiliza como una ilustración de la ley de Dios,  dado a un pecador creyente, que no es Su hijo natural, su posición como un hijo adulto en Su familia. El énfasis en la posición legal del hijo de Dios.
Esta es nuestra nueva posición ante el SEÑOR Dios. Él nos acepta en Su familia, que por su naturaleza no pertenecen a ella, y los  coloca a los que no son Sus hijos  originalmente en una buena relación con Él con todos los privilegios de esa nueva relación familiar.
Solo Jesucristo es el Hijo de Dios por naturaleza.
Nunca podremos tener la misma relación que Él tiene como único Hijo de Dios. La palabra "adopción" distingue a aquellos que se hacen hijos de Dios de parte  del unigénito Hijo de Dios. El Espíritu Santo, sin embargo, crea en el creyente pecador una nueva naturaleza. Tenemos no sólo la nueva condición de hijos, sino también el corazón de los verdaderos hijos. Nuestra adopción es el acto de la pura bondad de Dios y la gracia de Su voluntad para alabanza de Su gloria.

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Dios los bendiga