lunes, 27 de agosto de 2012

EL VERDADERO VALOR

        "El verdadero precio de todo, lo que todo realmente le
        cuesta al hombre que quiere adquirirlo, es el esfuerzo y
        la complicación de adquirirlo."
 
                                                Adam Smith.
 
 
Se ha preguntado en alguna ocasión, ¿Qué es un ser humano y cuál es su valor?
Esta pregunta es sumamente importante, puesto que detrás de ella están otras preguntas más personales; preguntas como, ¿Cuánto valgo? ¿Qué soy? ¿Para que vivo?
Hay diferentes respuestas que se dan a esta pregunta en el mundo actual.
El científico dice que el ser humano no es nada más que una colección de átomos, que surgió por accidente de alguna gran sopa primordial de elementos y que el ser humano no tiene ningún destino más allá de regresar a la tierra de la cual surgió.
Pero, ¡Qué terrible es vivir con esa idea! Puesto que eso significaría que toda nuestra vida no tiene sentido.
No obstante, esa idea se le ha vendido a las personas y lastimosamente el resultado ha sido un gran crecimiento de desesperación, depresión y suicidio.
Ahora, si el ser humano no es nada más que una colección de átomos, entonces, nuestras acciones no tienen importancia, nuestros pensamientos no tienen valor, y nuestras emociones no tienen significado.

Sin embargo, hay otra respuesta y esta respuesta toma en cuenta la existencia de Dios, e insiste en que el verdadero significado del ser humano sólo se encuentra cuando él se relaciona con Dios.
Cuando dejamos a Dios fuera de la ecuación, todo se desequilibra.
Entonces, para reconocer nuestra gloria como seres humanos, para saber nuestro valor y para que vivimos, tenemos que entender y conocer la gloria de Dios.

 
Salmo 8:4 dice: “4me pregunto: ¿Qué es el hombre, para que en él pienses? ¿Qué es el ser humano, para que lo tomes en cuenta?” (NVI)

 
Imagínate que un grupo de astrónomos que quisieran explicar la luz de la luna.
Así que, ellos cuidadosamente toman medidas de su luz, hacen observaciones de su magnitud y la contemplan usando los telescopios más modernos.
Sin embargo, estos científicos cometen una gran omisión, ellos se rehúsan creer en la existencia del sol.
¿Qué será de sus teorías acerca de la luz lunar?

Obviamente, no servirán de nada, puesto que la luz de la luna es simplemente una reflexión de la luz del sol.
Entonces, si ellos no saben nada acerca del sol, será imposible entender la forma de iluminación que tiene la luna.
 
Ellos tendrían que imaginase que la luna es la fuente de su propia luz, cuando todos sabemos que no es así.
Bueno, de la misma manera, nunca podremos entender de qué se trata nuestra existencia humana, cual es nuestro valor, o para que existimos, si negamos la existencia de Dios, o aun más, si no conocemos algo de Su gloria y Su grandeza.
 
Hebreos 2:11ª “11Tanto el que santifica como los que son santificados tienen un mismo origen…”

El interés de Cristo en el ser humano es increíble cuando vemos la majestad de Su santidad.
Aunque Cristo es santo y perfecto, Él de todas maneras se hizo uno de nosotros, y como tal, Su sacrificio es suficiente para santificar a todo el que se une a Él.
Creo que nunca nos podremos imaginar lo que Cristo era en el cielo, antes de llegar a ser
hombre.
Él vivía en la gloria que era suya como Dios mismo.
Si nosotros pudiéramos ver esa gloria siquiera por un momento, moriríamos, no la podríamos soportar; no obstante, Cristo dejó esa gloria para venir a este mundo a causa de Su interés y amor por la humanidad.
Cuando nuestro texto dice que, “...tienen un mismo origen...” se esta refiriendo al hecho de que Cristo tomó la naturaleza humana y que comparte el origen que tenemos como seres humanos, - nuestra descendencia de Adán.
 
Esa debería ser precisamente la causa de nuestra celebración como creyentes, el hecho de que Cristo, el Hijo de Dios, el que siempre ha existido en plena comunión con el Padre, y que compartía Su gloria en el cielo, se hizo uno de nosotros. ¡Aleluya!
Él vino a compartir nuestra carne, naciendo en un establo en Belén.
 
Entonces ante las preguntas iniciales, ¿Cuánto valgo? ¿Para que vivo? Aquí está la respuesta.
Nuestro valor se encuentra en el hecho de que Dios nos ha creado y Cristo nos ha redimido.
El significado de la vida se puede hallar en la realidad de que el Hijo de Dios compartió nuestra humanidad, para que pudiéramos ser hijos de Dios.
Puedes saber que vales algo, puedes saber que tu futuro será glorioso; pero sólo podrás encontrar esa seguridad si le entregas tu vida entera a Cristo.

Entonces, ¿Cuál es el significado de la vida?
Llegar a ser más como Cristo.
¿Cuál es la razón por la cual fuiste creado?
Para conocer a Cristo mejor.
Reconoce tu verdadero valor, ¡Encuéntralo en Jesús!

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Dios los bendiga