"En todas las cosas humanas, cuando se
examinan de cerca, se demuestra que no pueden
apartarse los obstáculos sin que de ellos surjan
otros."
Nicolás Maquiavelo.
Dios utiliza
aun a personas que no le conocen para realizar su obra, este es el caso del rey
Ciro de Persia, del cual Isaías ya había profetizado (Is 44:28).
Sin embargo
cuado selecciona a su gente nos encontramos con hombres como Zorobabel, Esdras y
Nehemías que enfrentándose a dificultades luchan contra ellas para realizar la
misión que Dios les ha encomendado. En este estudio vamos a ver la vidas de uno
de estos hombres: Nehemías, los problemas a los que se enfrentó, y lo más
importante, la forma en que actuó para llegar a su meta.
La historia
empieza cuando Dios, cumpliendo con la profecía del profeta Jeremías (Jer
29:10), pone en el corazón y en la mente de su pueblo que se encontraba exiliado
en Babilonia, el deseo de regresar a su tierra. Así con la ayuda del rey Ciro,
inicia la aventura. Algunos deciden regresar, otros deciden apoyar a los que
regresan.
Los primeros
que regresan al mando de Zorobabel fueron alrededor de 49,907 personas (Esd
2:64). No era un grupo muy grande, pero fue el primero que se animó a salir y
cumplir con el deseo que Dios había puesto en su corazón.
Todo el pueblo
que había regresado estaba unido, era como un solo hombre, así que después de
establecerse, lo primero que hicieron fue edificar el altar de Dios, para
ofrecer holocaustos. Esto lo hicieron principalmente porque tenían miedo de los
pueblos vecinos y querían el favor de Jehová. Y conforme con la voluntad del rey
Ciro empezaron con la construcción del templo. En la construcción del templo
surgieron conflictos, pero solamente nos enfocaremos en las situaciones vividas
por Nehemías
Aproximadamente 58 años después, ocurrió el segundo regreso, esta vez
dirigido por Esdras. Esdras pertenecía a la línea sacerdotal, había consagrado
su vida a copiar y enseñar las Escrituras. El trabajo de Esdras se enfocó en
poner una especial atención en la Ley de Moisés, dando mucho énfasis a su
estudio.
Muchos
consideran las reformas de Esdras como drásticas, ya que se apegó cien por
ciento a lo que decía la Ley, cosa que en su momento fue necesaria para separar
al pueblo de Dios de la idolatría que ahogaba a los demás pueblos y generar su
identidad nacional.
El Libro de
Nehemías contiene la historia de los judíos que regresaron a Judá después de la
cautividad Babilónica. Este alto funcionario en la corte persa de Artajerjes
pidió el gobierno de Judá, para poder reconstruir los muros de Jerusalén. Llegó
a Judá cerca del 446 a.C., casi 100 años después de que el primer grupo de
exiliados había regresado. Nehemías despertó el entusiasmo de los judíos por el
proyecto, firmemente resistió la oposición de gentes vecinas, y vio la ciudad
santa otra vez rodeada por los muros. Con la ayuda de Esdras, Nehemías también
implementó leyes del Antiguo testamento que la comunidad ignoraba.
Como copero
del rey, Nehemías (un judío) mantenía una alta posición en la corte. Él estaba
próximo al rey y podría compartir su confianza. Pero Nehemías no se olvidó de su
pueblo, y preguntó acerca de Jerusalén. Las noticias eran inquietantes: El
remanente sufría vergüenza, los muros estaban destruidos, y las puertas
quemadas. En lugar de ser una ciudad de orgullo y gloria, era una ciudad de
vergüenza y reproche.
Nehemías
sintió inmediatamente carga por su ciudad. El hecho que él estaba a más de 1150
km de distancia no hacía diferencia; ni tuvo importancia que él disfrutaba lujo
y prestigio en el palacio del rey. Él no dijo, "¡El aprieto en que se encuentra
la ciudad no es mi culpa!" Por el contrario, inmediatamente su corazón fue
tocado y él quiso hacer algo para salvar a su ciudad. Por cuatro meses (de
diciembre a abril) él lloró y oró.
Nehemías era
un hombre de oración. ¡El libro comienza y acaba con oración! Él oró noche y
día, así de agobiado estaba por la ciudad. Nehemías confesó sus pecados y los
pecados de su gente (al igual que lo hizo Daniel). Él también le recordó al
Señor Sus promesas y entonces se ofreció a ser el siervo de Dios para hacer algo
respecto al aprieto de Jerusalén. "¡Aquí estoy yo, Señor, envíame!"
Cuatro meses
pasaron en los que Nehemías esperó para acercarse al rey. "El que creyere, no se
apresure", dice Is 28:16. Ciertamente, la fe y la paciencia van juntos (Heb
6:12). Pero Nehemías tuvo en mente un plan, dado a él por El Señor, y sabía
precisamente qué a hacer cuando fuera la hora correcta.
Nadie debía
acercarse ante el rey con tristeza o con malas noticias, pero la carga en el
corazón de Nehemías se revelaba en su cara. Él era un hombre de pesares, y el
rey lo advirtió. Entonces él le dijo al rey todo. Él sabía que Dios abriría
camino. Así es que Nehemías le dijo al rey su plan, lo que tardaría realizarlo y
una lista de las cosas que necesitaría para hacer la tarea.
Le tomó tres
meses a Nehemías llegar a la ciudad, y llegó como gobernador, no como un criado.
Era un hombre paciente, ya que esperó 3 días antes de tomar cualquier decisión.
Los enemigos observaban y Nehemías tuvo que ser sabio y cuidadoso. Más tarde él
descubriría que algunos de los nobles de Judá estaban aliados con Tobías, el
enemigo de los judíos. De noche investigaba la situación, sin decir nada. Él
estaba despierto cuando los otros estaban descansando o dormidos. Él vio más
acerca de la situación en la noche, que lo que los otros podían ver a la luz.
Nehemías no
creía en un ministerio de un solo hombre; desafió a los líderes del remanente a
que trabajasen con él (no para él) en reparar los muros. ¿El motivo? "Que ya no
seamos un reproche". Él estaba preocupado por la gloria de Dios así como también
por el bien de la nación. Nehemías les mostró la necesidad, perfiló la tarea, y
les aseguró la bendición de Dios. Inmediatamente la oposición fue incitada (como
siempre sucede), pero Nehemías supo que El dedo de Dios estaba con él y su
trabajo.
El trabajo fue
organizado y dirigido, con los líderes espirituales tomando la delantera y la
gente cooperando. Dios tomó en cuenta a cada trabajador y escribió sus nombres
en el libro. Cada uno tuvo un área específica de responsabilidad. Nadie puede
hacerlo todo, pero toda persona puede hacer algo. Por supuesto, nunca se tendrá
cooperación al cien por ciento; algunos de los nobles se rehusaron a participar.
Qué variedad
de trabajadores: sacerdotes, gobernantes, mujeres, artesanos, y aun los judíos
de otras ciudades. Algunos estuvieron dispuestos a trabajar extra. Algunos
hicieron el trabajo en casa, y ahí es donde el servicio cristiano debe comenzar.
Algunos trabajadores fueron los únicos de sus familias, y algunos otros fueron
más entusiastas que los demás. Comparando con Esdras 10:31 algunos anteriores
desertores tomaron parte en el trabajo.
Nehemías había
hecho su trabajo, pero sólo Dios podía bendecirlo y mantenerlo en
funcionamiento. Nehemías un día moriría, y la gente le olvidaría. ¡Pero Dios
nunca le olvidaría!
Nehemías ha
probado ser uno de los libros favoritos de la Biblia, pues nos recuerda lo que
un individuo comprometido de lleno con el Señor puede hacer en una sociedad, y
destaca que un líder puede vivir una vida santa y afectar para bien las vidas de
otros de manera permanente.
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Dios los bendiga