lunes, 13 de agosto de 2012

A PESAR DE LAS DIFICULTADES

                 "En todas las cosas humanas, cuando se
                 examinan de cerca, se demuestra que no pueden
                 apartarse los obstáculos sin que de ellos surjan
                 otros."
 
                                           Nicolás Maquiavelo.
 

Dios utiliza aun a personas que no le conocen para realizar su obra, este es el caso del rey Ciro de Persia, del cual Isaías ya había profetizado (Is 44:28).
Sin embargo cuado selecciona a su gente nos encontramos con hombres como Zorobabel, Esdras y Nehemías que enfrentándose a dificultades luchan contra ellas para realizar la misión que Dios les ha encomendado. En este estudio vamos a ver la vidas de uno de estos hombres: Nehemías, los problemas a los que se enfrentó, y lo más importante, la forma en que actuó para llegar a su meta.
La historia empieza cuando Dios, cumpliendo con la profecía del profeta Jeremías (Jer 29:10), pone en el corazón y en la mente de su pueblo que se encontraba exiliado en Babilonia, el deseo de regresar a su tierra. Así con la ayuda del rey Ciro, inicia la aventura. Algunos deciden regresar, otros deciden apoyar a los que regresan.
Los primeros que regresan al mando de Zorobabel fueron alrededor de 49,907 personas (Esd 2:64). No era un grupo muy grande, pero fue el primero que se animó a salir y cumplir con el deseo que Dios había puesto en su corazón.
Todo el pueblo que había regresado estaba unido, era como un solo hombre, así que después de establecerse, lo primero que hicieron fue edificar el altar de Dios, para ofrecer holocaustos. Esto lo hicieron principalmente porque tenían miedo de los pueblos vecinos y querían el favor de Jehová. Y conforme con la voluntad del rey Ciro empezaron con la construcción del templo. En la construcción del templo surgieron conflictos, pero solamente nos enfocaremos en las situaciones vividas por Nehemías
Aproximadamente 58 años después, ocurrió el segundo regreso, esta vez dirigido por Esdras. Esdras pertenecía a la línea sacerdotal, había consagrado su vida a copiar y enseñar las Escrituras. El trabajo de Esdras se enfocó en poner una especial atención en la Ley de Moisés, dando mucho énfasis a su estudio.
Muchos consideran las reformas de Esdras como drásticas, ya que se apegó cien por ciento a lo que decía la Ley, cosa que en su momento fue necesaria para separar al pueblo de Dios de la idolatría que ahogaba a los demás pueblos y generar su identidad nacional.
El Libro de Nehemías contiene la historia de los judíos que regresaron a Judá después de la cautividad Babilónica. Este alto funcionario en la corte persa de Artajerjes pidió el gobierno de Judá, para poder reconstruir los muros de Jerusalén. Llegó a Judá cerca del 446 a.C., casi 100 años después de que el primer grupo de exiliados había regresado. Nehemías despertó el entusiasmo de los judíos por el proyecto, firmemente resistió la oposición de gentes vecinas, y vio la ciudad santa otra vez rodeada por los muros. Con la ayuda de Esdras, Nehemías también implementó leyes del Antiguo testamento que la comunidad ignoraba.
Como copero del rey, Nehemías (un judío) mantenía una alta posición en la corte. Él estaba próximo al rey y podría compartir su confianza. Pero Nehemías no se olvidó de su pueblo, y preguntó acerca de Jerusalén. Las noticias eran inquietantes: El remanente sufría vergüenza, los muros estaban destruidos, y las puertas quemadas. En lugar de ser una ciudad de orgullo y gloria, era una ciudad de vergüenza y reproche.
Nehemías sintió inmediatamente carga por su ciudad. El hecho que él estaba a más de 1150 km de distancia no hacía diferencia; ni tuvo importancia que él disfrutaba lujo y prestigio en el palacio del rey. Él no dijo, "¡El aprieto en que se encuentra la ciudad no es mi culpa!" Por el contrario, inmediatamente su corazón fue tocado y él quiso hacer algo para salvar a su ciudad. Por cuatro meses (de diciembre a abril) él lloró y oró.
Nehemías era un hombre de oración. ¡El libro comienza y acaba con oración! Él oró noche y día, así de agobiado estaba por la ciudad. Nehemías confesó sus pecados y los pecados de su gente (al igual que lo hizo Daniel). Él también le recordó al Señor Sus promesas y entonces se ofreció a ser el siervo de Dios para hacer algo respecto al aprieto de Jerusalén. "¡Aquí estoy yo, Señor, envíame!"
Cuatro meses pasaron en los que Nehemías esperó para acercarse al rey. "El que creyere, no se apresure", dice Is 28:16. Ciertamente, la fe y la paciencia van juntos (Heb 6:12). Pero Nehemías tuvo en mente un plan, dado a él por El Señor, y sabía precisamente qué a hacer cuando fuera la hora correcta.
Nadie debía acercarse ante el rey con tristeza o con malas noticias, pero la carga en el corazón de Nehemías se revelaba en su cara. Él era un hombre de pesares, y el rey lo advirtió. Entonces él le dijo al rey todo. Él sabía que Dios abriría camino. Así es que Nehemías le dijo al rey su plan, lo que tardaría realizarlo y una lista de las cosas que necesitaría para hacer la tarea.
Le tomó tres meses a Nehemías llegar a la ciudad, y llegó como gobernador, no como un criado. Era un hombre paciente, ya que esperó 3 días antes de tomar cualquier decisión. Los enemigos observaban y Nehemías tuvo que ser sabio y cuidadoso. Más tarde él descubriría que algunos de los nobles de Judá estaban aliados con Tobías, el enemigo de los judíos. De noche investigaba la situación, sin decir nada. Él estaba despierto cuando los otros estaban descansando o dormidos. Él vio más acerca de la situación en la noche, que lo que los otros podían ver a la luz.
Nehemías no creía en un ministerio de un solo hombre; desafió a los líderes del remanente a que trabajasen con él (no para él) en reparar los muros. ¿El motivo? "Que ya no seamos un reproche". Él estaba preocupado por la gloria de Dios así como también por el bien de la nación. Nehemías les mostró la necesidad, perfiló la tarea, y les aseguró la bendición de Dios. Inmediatamente la oposición fue incitada (como siempre sucede), pero Nehemías supo que El dedo de Dios estaba con él y su trabajo.
El trabajo fue organizado y dirigido, con los líderes espirituales tomando la delantera y la gente cooperando. Dios tomó en cuenta a cada trabajador y escribió sus nombres en el libro. Cada uno tuvo un área específica de responsabilidad. Nadie puede hacerlo todo, pero toda persona puede hacer algo. Por supuesto, nunca se tendrá cooperación al cien por ciento; algunos de los nobles se rehusaron a participar.
Qué variedad de trabajadores: sacerdotes, gobernantes, mujeres, artesanos, y aun los judíos de otras ciudades. Algunos estuvieron dispuestos a trabajar extra. Algunos hicieron el trabajo en casa, y ahí es donde el servicio cristiano debe comenzar. Algunos trabajadores fueron los únicos de sus familias, y algunos otros fueron más entusiastas que los demás. Comparando con Esdras 10:31 algunos anteriores desertores tomaron parte en el trabajo.
Nehemías había hecho su trabajo, pero sólo Dios podía bendecirlo y mantenerlo en funcionamiento. Nehemías un día moriría, y la gente le olvidaría. ¡Pero Dios nunca le olvidaría!
Nehemías ha probado ser uno de los libros favoritos de la Biblia, pues nos recuerda lo que un individuo comprometido de lleno con el Señor puede hacer en una sociedad, y destaca que un líder puede vivir una vida santa y afectar para bien las vidas de otros de manera permanente.  

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Dios los bendiga