martes, 14 de agosto de 2012

ELECCION DE DIOS.

                     "Elige una mujer de la cual puedas decir: Yo
                     hubiera podido buscarla más bella pero no
                     mejor."

                                        Pitagoras de Samos.


Génesis 24. Este es, tal vez, uno de los capítulos más preciosos de toda la Biblia. Iremos resumiendo y leyendo algunos versículos.
Isaac es el hijo único de su padre Abraham. Es el heredero de todos los bienes. Es un muchacho dichoso y bienaventurado. Lo tiene todo sin haber hecho nada. Hijo único. Su padre ve que es el tiempo de que su hijo de case. Entonces, envía por el más importante de sus criados, el administrador de todos sus bienes, y le dice: "Mira, yo no quiero que mi hijo se case con una mujer de nuestro vecindario, porque esta gente es impía e idólatra. Yo quiero que vayas a la casa de donde yo salí, allá lejos, cientos de kilómetros; toma regalos, camellos, y alimento para muchos días. Búscate acompañantes, haz una caravana, y anda, trae una mujer para mi hijo. Y el criado fue.
Iba temblando en su corazón por la tremenda responsabilidad. Él no podía fallarle ni a su amo mayor, ni a su amo pequeño: el joven Isaac. Él iba orando. Seguramente no dormía bien en esas noches a la intemperie, pidiendo a Dios que lo dirigiera. Y cuando iba llegando al lugar, ora así: "Señor, por amor a tu siervo Abraham, permite que cuando yo llegue a ese lugar, me encuentre así como por azar con la mujer que tú has destinado como esposa para mi amo pequeño."
Vers. 15: "Y aconteció que antes que él acabase de hablar (de hacer esta petición a Dios), he aquí Rebeca, que había nacido a Betuel, hijo de Milca mujer de Nacor hermano de Abraham, la cual salía con su cántaro sobre su hombro. Y la doncella era de aspecto muy hermoso, virgen, a la que varón no había conocido; la cual descendió a la fuente, y llenó su cántaro, y se volvía."
El criado, al orar a Dios, había puesto también una señal. Él había dicho: "A la primera joven que yo encuentre, a la cual yo le pida de beber, y que no solamente me dé de beber a mí, sino también a los animales, que ésa sea." Entonces comienza a hacer la prueba. Le pide de beber. Y la muchacha, que no sólo era hermosa, sino que era también diligente, le da de beber a él, y también a los camellos. ¡Algo insólito! Una joven bien criada. Una joven rica le da de beber a los camellos. Eso no es algo normal. ¡Esa era la respuesta a una petición del criado! Luego él le pide que se identifique. ¡Era pariente de su amo Abraham!
Cuando él vio lo que estaba ocurriendo, dice (v. 26) que "el hombre entonces se inclinó, y adoró a Jehová." No pudo resistirlo. Estaba tan emocionado por lo que estaba viendo, que se inclina, cae en tierra y adora a Dios, porque Él había respondido su oración.
Entonces ella lo lleva a la casa, y él informa a la familia cuál es el motivo de su viaje. Entonces ellos, al conocer todas las cosas, le dicen al criado: "De Jehová ha salido esto; no podemos hablarte malo ni bueno. He aquí Rebeca delante de ti; tómala y vete, y sea mujer del hijo de tu Señor, como lo ha dicho Jehová."
Cuando el criado de Abraham oyó sus palabras, se inclinó en tierra ante Jehová. Y sacó el criado alhajas de plata y alhajas de oro, y vestidos, y dio a Rebeca; también dio cosas preciosas a su hermano y a su madre. Y comieron y bebieron él y los varones que venían con él, y durmieron; y levantándose de mañana, dijo: Enviadme a mi Señor." Ya había cumplido su misión. Ahora se llevaba una esposa para su amo.
Entonces, el hermano y la madre de ella respondieron: "Espere la doncella con nosotros al menos diez días, y después irá." (No te la lleves de inmediato, queremos disfrutarla todavía un poco) . Entonces él les dijo: "Por favor no me detengan, yo quiero irme inmediatamente donde mi Señor". Entonces ellos respondieron: "Nosotros decimos que sí, tú dices que no. Zanjemos este asunto de la siguiente manera: llamémosla a ella, que ella decida. Si quiere irse contigo de inmediato, se van, sin no, se queda ella con nosotros diez días."
"Y llamaron a Rebeca, y le dijeron: ¿Irás tú con este varón? Y ella respondió: Sí, iré." (v.58).
El camino era de varios días. Seguramente el criado le iba contando a Rebeca cómo era su amo joven, y con cada cosa que él le decía, ella se iba enamorando más y más. Después de varios días, dice el versículo 62: "Y venía Isaac del pozo del Viviente-que-me-ve; porque él habitaba en el Neguev. Y había salido Isaac a meditar al campo, a la hora de la tarde (Era un varón tranquilo: había salido a meditar. Su corazón estaba expectante. Su esposa aparecería en cualquier momento. ¡Cómo oraría él pidiéndole a Dios que el criado no se equivocara!); y alzando sus ojos miró, y he aquí los camellos que venían.
Rebeca también alzó sus ojos, y vio a Isaac, y descendió del camello; porque había preguntado al criado: ¿Quién es este varón que viene por el campo hacia nosotros? Y el criado había respondido: Este es mi Señor. (¡este es mi Señor!) Ella entonces tomó el velo, y se cubrió. Entonces el criado contó a Isaac todo lo que había hecho. Y la trajo Isaac a la tienda de su madre Sara, y tomó a Rebeca por mujer, y la amó; y se consoló Isaac después de la muerte de su madre."
Notemos aquí algunos detalles importantes, que muestran un contraste con lo que ocurrió con Sansón. Dice la Escritura que Isaac estaba meditando en la tarde – había orado intensamente. El no conocía a su mujer. Otro la eligió por él. Él había confiado en que Dios escogería la mujer apropiada para él. Y luego, cuando se casaron, dice que "la amó". Así de simple. La amó.
Luego, al conocer el resto de la historia de Isaac, vemos que fue un matrimonio dichoso. Ellos tuvieron dos hijos, y nada perturbó la vida de ese matrimonio. Isaac, sin conocerla, y sólo confiando en Dios, "la amó".
Trasladémonos a nuestra realidad.Tal vez tú tengas la siguiente observación: "¡Ah, pero esos eran otros tiempos! Hoy no corresponde hacer así. Sería anticuado, ridículo que el padre de un joven le buscara esposa a su hijo; y más encima usara a una tercera persona para escogerla." Es cierto. Hoy no se estila así.
Pero ¿cuál es el principio que tenemos que sacar de esto? El principio es este: En realidad, la mujer de Isaac no la escogió el criado, ni Abraham ni Isaac. Estas tres personas que aparecen involucradas en el caso no tuvieron nada que ver, excepto comprobar la elección que Dios había hecho. ¡Dios la escogió!

La gran diferencia radica, pues, en si Dios está o no involucrado. Si la esposa (o el esposo) fue escogido por Dios, o si es sólo del agrado de los "los ojos" del que "se enamora".

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Dios los bendiga