jueves, 9 de agosto de 2012

CREACION PERFECTA

                                          "Procurando lo mejor estropeamos a menudo
                         lo que está bien."
 
                                          William Shakespeare.


En una ocasión dos hombres caminaban rumbo a un pueblo llamado Emaús que estaba a 11 km. de Jerusalén, iban un poco aturdidos y tristes, en el camino se acerca un hombre que aparentemente no sabía que 3 días antes habían acontecido sucesos muy desagradables contra el profeta de Israel, pues lo habían asesinado. Así que ese hombre les empezó a dar toda una cátedra sobre el cumplimiento de las profecías del Antiguo Testamento, desde Moisés hasta los profetas. Después de esta charla, ellos reconocieron que era Jesús de Nazaret quien les hablaba durante el camino. Ellos expresaron algo importante: Lucas 24:32 ¿No ardía nuestro corazón mientras conversaba con nosotros en el camino y nos explicaba las Escrituras?

El primer apodo que tuvieron los cristianos fue “los del camino”. El camino simboliza movimiento, trayectoria, curso, meta, dirección. La vida cristiana no es algo estático, es movimiento, es práctico. El camino está relacionado con la enseñanza de la Biblia. Tenemos muchos ejemplos que nos afirman esto: los caminantes de Emaús fueron instruidos con la Escritura durante el camino, hacia ese pueblo, Deuteronomio aconseja a los padres a repetir las enseñanzas de la ley a sus hijos cuando vayan por el camino (Dt. 6: 7), el salmista dice que instruye al niño en su camino y no se apartará de él, y podría citar diversos versículos que afirman lo mismo. Pero lo más importante es lo que pude producir en ti, la enseñanza de la Escritura. Los caminantes de Emaús, dijeron que ardía sus corazones mientras eran instruidos en el camino, porque su rumbo, su camino empezaba a tener sentido y propósito, es decir, VIDA.

La Biblia es muy clara al decir que sólo hay dos tipos de caminos. Imagínate que estás parado en medio de una “Y”, justo donde se divide, tienes dos opciones, a la izquierda o a la derecha, ¿cuál tomarías? Sólo hay dos caminos, el camino de la vida o el camino de la muerte. Deuteronomio 30:15-19 dice: Hoy te doy a elegir entre la vida y la muerte, entre el bien y el mal. Hoy te ordeno que ames al Señor tu Dios, que andes en sus caminos, y que cumplas sus mandamientos, preceptos y leyes… te he dado a elegir entre la vida y la muerte, entre la bendición y maldición. Elige, pues, la vida, para que vivas tú y tus descendientes. Sólo tenemos dos opciones, sólo dos caminos, la vida o la muerte. ¿Qué camino te gusta? Dios tiene reservadas grandes promesas si optas por la vida. Tal vez alguien pregunte, no habrá un tercero, uno en medio de esos dos caminos. No. Muchos han intentado crear un tercer camino en donde todo es según el cristal con que lo mires. Esto es falso, siempre habrá dos caminos, nos gusto o no nos guste.

Habrá otro que pregunte, cómo distinguir entre el camino de la vida y el camino de la muerte. Jesús nos da la respuesta a esta pregunta. Mateo 7:13-14 La entrada que lleva a la perdición es ancha. El camino hacia allá es fácil de seguir. ¡Mucha gente pasa por esa entrada! Pero la entrada que lleva a la vida es muy estrecha. El camino hacia allá es muy difícil de seguir. Por eso, son pocos los que la encuentran. Entren por la entrada estrecha, pues ella nos lleva a la vida. Por naturaleza propia, tendemos a caminar por el camino ancho porque es fácil de seguir, no implica un compromiso, no exige un cambio o límites. Es el camino que responde a tus deseos más íntimos e insatisfechos; es el que responde a nuestro pecado, porque esa es nuestra naturaleza. En cambio, el camino de vida es un camino de compromiso, de perfección, de sabiduría, camino de esperanza, camino de salvación y vida eterna. Es el camino que no a todos gusta andar, porque no responde a la carne, sólo responde al Espíritu, por eso es camino estrecho, no cualquiera anda por ahí. Exige un cambio de naturaleza, un corazón de carne.

Esto es lo que estudiaremos en el Salmo 119. Los expertos en Biblia lo llaman un “devocional sobre la Palabra de Dios”. El autor refleja una pasión por la Palabra de Dios como palabra de vida. Su exposición de las virtudes de la Palabra de Dios, las presenta en forma de un acróstico con el alfabeto hebreo. El Salmo está dividido en 22 partes que corresponde a cada letra del alfabeto, en hebreo comienza el primer versículo de cada sección con la inicial del alfabeto, esto lo pueden ver en sus Biblias, alef es el nombre de la primera letra hebrea.

 Lo primero que nos enseña este Salmo desde los primeros ocho versículos es que el camino de la vida es camino de la perfección, lo único que puede perfeccionarte es la Palabra de Dios, somos llamados a transitar por ese camino. Pero ¿qué significa perfecto?

Perfecto implica un proceso.

Algunos han definido como perfecto lo que no tiene error o defecto. Cuando decimos que nadie es perfecto, queremos decir que no existe alguna persona que carezca de error o defecto. De hecho, todos tenemos errores y defectos; de esta forma, cualquiera puede excusarse de ser perfecto, porque nadie lo va a lograr. Sin embargo, en la Biblia, la palabra perfecto, no sólo significa lo que no tiene mancha, error o defecto, también significa meta o fin. Si decimos que ser perfecto significa una meta o una finalidad, implica entonces que existe un proceso para llegar a ese fin. Dice la Biblia: Mateo 5:48 Sed, pues, perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto. Esta es la meta, pero implica un proceso para llegar a este estado. Ningún ser humano puede lograr ser como Dios por sí mismo. Pero puede llegar a ser perfecto.

Cuando el ser humano fue creado a imagen de Dios, lo creó perfecto, sin pecado, si defecto, pero la entrada del pecado estropeó su perfección, por eso la invitación que tenemos de ser perfecto, significa que debes estar en un proceso cuya finalidad es el regreso al origen, así lo dice Eclesiastés 7:29 Dios hizo perfecto al género humano, pero éste se ha buscado demasiadas complicaciones. Dios nos provee de un recurso para ser perfectos, la santificación. La santificación es parte de ese proceso de perfección, donde cada día puedes ser perfecto hasta llegar a la meta de ser perfecto en el plan de Dios, pero la manera en que puedes ser perfecto es por medio de la Palabra de Dios, porque ella te da el conocimiento para ser perfecto cuando pones por obra todo lo que está escrito. El primer versículo del Salmo 119:1 lo dice claramente: Dichosos los que van por caminos perfectos, los que andan conforme a la ley del Señor.

Los que caminan por la perfección pueden esperar dos cosas:


Tener la capacidad de cumplir con la voluntad de Dios.

Cumplir con la voluntad de Dios, significa, obedecer su Palabra. La obediencia nos lleva a la perfección. La obediencia a la voluntad de Dios es el camino de la perfección. Se dice fácil obedecer la voluntad de Dios, pero en realidad, nos cuesta trabajo cumplirla, dice el Salmo 119:3 que los que hacen la voluntad de Dios, Jamás hacen nada malo, sino que siguen los caminos de Dios. Para que esto suceda, debe haber un cambio en tu vida. Nadie puede cumplir con la voluntad de Dios, requieres al Espíritu Santo. El propósito de Dios para muestras vidas es que seamos como Cristo, porque Cristo siempre cumplió con la voluntad de su Padre. Lo que hace el Espíritu Santo es cambiar tu corazón y prepararte cada día para cumplir con la voluntad de Dios.

Esto hace que tengas que renunciar a la voz de tu voluntad y a hábitos que van en contra de la voluntad de Dios, para actuar de manera diferente. El Espíritu Santo utiliza la Palabra de Dios para hacernos como el Hijo y cumplir con la voluntad de Dios. La Palabra de Dios es diferente a cualquier otra palabra. Es viva. Jesús dijo en Juan 6:63 Las palabras que le he hablado son espíritu y son vida. Cuando Dios habla, las cosas cambias. La Biblia demás de una guía doctrinal. ¡Genera vida, crea fe, produce cambios, realiza milagros, sana heridas, edifica el carácter, transforma las circunstancias, imparte alegría, supera la adversidad, derrota la tentación, infunde esperanza, libera poder, limpia nuestras mentes, hace que las cosas existan y garantiza nuestro futuro para siempre! La Palabra de Dios es el alimento espiritual que debes tener para cumplir con la voluntad de Dios.

Lo segundo es…

 Esperar la ayuda de Dios.

Esto es una gran promesa que la Biblia otorga  al que camina por la trayectoria de la perfección. El salmista dice en el Salmo 119:6 No tendré que pasar vergüenzas cuando considere todos tus mandamientos. El sentido de pasar vergüenza que menciona el autor es la seguridad de no ser abandonado en la pobreza, o en la enfermedad o en manos de enemigos. Pero esa seguridad no la tiene en sí mismo, sino en Dios, porque si cumples con los preceptos de su Palabra, la seguridad que debes tener es que él te brindará ayuda en los momentos más difíciles de tu vida, no te dejará a tu suerte, no importa qué tan grave sea tu enfermedad, no importa qué tan duro sea tu problema económico, o qué difícil está tu situación familiar.

La esperanza que debes tener es que Dios siempre está a tu ayuda en los momentos difíciles de tu vida, Isaías 41:10 Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con mi diestra victoriosa. Lo único que debes hacer para que se cumpla esta promesa en ti, es caminar conforme a la Palabra de Dios, eso te llevará a la perfección.

Hay un par de cosas que debes tener presente en este punto. Cómo estar seguro de que Dios te ayuda; primero, debes confiar en que Dios cumplirá sus promesas. Durante las pruebas difíciles debes depender pacientemente de las promesa de Dios y no de tus emociones; debes tener presente que Dios te está conduciendo en el camino de la madurez y de la perfección. No te preocupes por tus preocupaciones. El carácter de Dios no cambia con las circunstancias. La gracia de Dios todavía tiene toda su fuerza; él todavía está de tu lado, aunque no lo sientas. Cuando Job sintió la ausencia de Dios, siguió dependiendo de su Palabra, Job 23:12 No me he apartado de los mandamientos de sus labios; en lo más profundo de mi ser he atesorado las palabras de su boca.

Lo segundo es, que debes recordar lo que Dios hizo por ti. ¡El hijo de Dios murió por ti! Tienes la vida eterna y el perdón de los pecados. Si esto hizo por ti, qué no hará por ti en esta vida; lo dio todo para que lo tuvieras todo, para que fueras perfecto. Por esta razón, la enseñanza de la Escritura es que tú fueras perfecto, es decir, estar en un proceso continuo cuya meta es ser como originalmente Dios te creó: ¡PERFECTO!

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Dios los bendiga