jueves, 26 de julio de 2012

SOMOS CREACION DIVINA

                                "El hombre es una creación del deseo,
                                no una creación de necesidad."
 
                                                     Gastón Bachelard


Las Escrituras dicen: "Somos obra de Dios". Esta palabra, obra, implica que todavía no somos un producto terminado; que estamos "en construcción". A lo largo de la vida, Dios continuamente nos da forma, nos moldea para que lleguemos a ser la persona que Él quiere que seamos. La clave para el éxito futuro es no desalentarse con el pasado o el presente mientras estamos en proceso de "construcción". Lo vea usted o no, ahora mismo Dios está obrando para que avance hacia cosas más grandes.
Cuando sienta la tentación del desaliento, recuerde que -según la palabra de Dios-su futuro es cada vez más brillante; está en camino hacia un nuevo nivel de gloria. Podrá pensar que aún falta mucho, pero solamente hay que mirar hacia atrás para ver cuánto ya ha avanzado. Quizá no sea todo lo que quiere ser, pero al menos puede agradecerle a Dios que ya no es lo que solía ser.

Génesis nos relata el proceso de la creación de este mundo en seis días. Cuando hubo creado al hombre como punto culminante de su creación, Dios descansó de sus obras. La creación del hombre es la obra maestra de Dios; sólo cuando éste apareció, se declara que Dios entró en su reposo.
Se puede inferir con toda seguridad, que el pasaje de Hechos 2:23 está asociado con Génesis 1:26: “...Hagamos al hombre”. Esto suena como la voz de un consejo que se reúne para decidir asuntos trascendentes. “Hagamos al hombre” no es un acuerdo de último minuto en la Deidad, sino su propósito eterno. En el sexto día de la creación había llegado la hora tan esperada en la paciencia de Dios. ¿Por qué, de entre todas las cosas y las criaturas de Dios, el hombre es lo que le da la mayor satisfacción? Es porque su amado Hijo asumiría la humanidad corporalmente por toda la eternidad hacia el futuro, y la Deidad habitaría corporalmente en la figura humana. Así que el hombre fue hecho por causa de Cristo, al igual que el día sábado y que todas las cosas y criaturas hechas por Dios.

Nuestro valor individual es intrínseco; no es algo que hayamos ganado ni podemos ganarlo. Dios nos puso valor dentro cuando nos creó. Para Dios, somos su creación suprema. Esto significa que puede ya dejar de obsesionarse con todos sus defectos, y dejar de reprenderse. Todos tenemos defectos y debilidades. La buena noticia es que Dios lo sabe todo sobre nosotros, lo bueno y lo malo, y que aún así nos ama y valora incondicionalmente. Dios no siempre aprueba nuestra conducta. No le agrada que vayamos en contra de su voluntad, y cuando lo hacemos siempre sufrimos las consecuencias y tenemos que trabajar con Él para corregir nuestros pensamientos, palabras, acciones o actitudes. Y aunque debiéramos trabajar por mejorar en las áreas en que nos quedamos cortos, nada de lo que hagamos podrá hacer que Dios nos ame menos...o más.

De ninguna otra criatura se dice que fue creada a la imagen de Dios; esto sólo se dice del hombre. Siendo así, el hombre tiene un lugar de privilegio en el plan de Dios. El hombre fue diseñado para llevar la imagen de Dios, compartir el reino, la vida y la gloria de Dios; esto fue lo que dijo Dios al hombre: “...Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra... y en todo animal que se arrastra sobre la tierra” (Gn.1:28:28,26b). Señorear y sojuzgar son funciones de un rey y esto implica el ejercicio de la autoridad. El hombre creado a imagen de Dios debería emplear esta autoridad sobre la serpiente, que es figura de Satanás. En el plan de Dios estaba el propósito de que el hombre reivindicaría a Dios, reinando sobre el enemigo de Dios. Para lograr esto, debería vivir por la vida increada de Dios, que estaba representada en el árbol de la vida. Por último, en el plan de Dios estaba que el hombre, junto a su compañera, se multiplicara.
Sabemos que vino la caída y con ella la pérdida de todo cuanto Dios había diseñado para el hombre. Con la caída de Adán todo se deterioró; por lo que a esta creación se le llama “la antigua creación”, en contraste con la nueva creación hecha en Cristo.

Pero recordemos: siempre la obra de Dios tiene que ver con el un solo y nuevo Hombre, el cual es Cristo y la iglesia, siendo Cristo la cabeza, y la iglesia, su cuerpo. Si lo que hacemos para Dios no tiene el sello de lo que celosamente es exclusivo de Dios, entonces no habrá resultados espirituales. Tal vez haya multitudes, pero ellas no tendrán la vida de Dios, porque Dios sólo aprueba y respalda lo que es suyo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Te agradezco grandemente, tus comentarios, ellos ayudaran a mejorar el contenido de esta pagina, ademas de los capitulos de mi futura publicacion, de la cual comparto tambien algunos apartes.

Dios los bendiga