miércoles, 11 de julio de 2012

DECIDETE Y HAZLO....

                                        “La discapacidad no está en las
                                       personas faltas de una parte de su
                                       cuerpo, está en la mente de muchas
                                       que se dicen sanas”

                                                    Marithe Lozano.


Hay una expresión popular que define perfectamente esta situación: "sacar fuerzas de flaqueza". Es algo que todos deberíamos aprender a hacer desde pequeños.

Las personas tendemos a bloquearnos, a arrugarnos y empequeñecernos cuando las cosas se ponen en contra. Hay que luchar contra esa tendencia. Hay que enfrentarse a los problemas. Cuando estemos en una situación negativa, cuando el camino empieza a empinarse, es cuando tenemos que pararnos con nostros mismos y cambiar la perspectiva.
A los 19 años, Carl Joseph saltaba 1,78 metros en altura, lanzaba 12,20 metros en peso y 36,60 en disco, machacaba el aro de la canasta de baloncesto y conseguía una beca de estudios en una universidad como jugador de fútbol americano. Un deportista extraordinario, al que hay que añadir un "pequeño" detalle: le faltaba la pierna izquierda.

 Joseph, que actualmente entrena un equipo de fútbol americano de un instituto y es pastor de iglesia, a finales de los 70 rompió todas las todas las normas establecidas en aquel tiempo. Joseph se negaba a no competir como lo hacían sus compañeros y amigos. “Nunca me he visto como un discapacitado. En mi casa nadie me trataba así, por lo que siempre me consideré un chico normal. Siempre sentí que podía hacer con una pierna lo que el resto hacía con dos”, declaraba el ex deportista. Aunque Joseph nació sin su pierna izquierda y nunca lo consideró un impedimento.

El futbol americano siempre fue su especialidad. Como miembro de los “equipos especiales” de su instituto se hizo un nombre en todo el país por su capacidad para placar a los rivales. Tanto, que el Bethune-Cookman College le becó para estudiar allí y jugar en su equipo. Una logro impresionante para un chico que jugaba sin ninguna prótesis, pues estaban prohibidas en los partidos.

Pero Carl siempre fue un amante del deporte. El saltaba 1,78 en altura y lanzaba 12,20 metros en peso y 36,60 en disco. Además, jugaba basquetbol sin ninguna ayuda externa.

Su ejemplo guiaba, sobre todo, a los que tenía al lado. "Su impacto en sus compañeros y en la manera en que jugaban a su lado era impresionante. Cuando estábamos perdiendo y él estaba en el campo, sabíamos que podíamos hacer cualquier cosa. Me hubiera gustado ver qué hubiera podido hacer si le hubieran dejado usas su prótesis", declara su entrenador en la universidad, Bobby Frazier.

La recompensa para Carl llego este año 2009, después de que a comienzos de los 80 fuera la historia estrella de muchos medios de comunicación. Casi tres décadas después de acabar su carrera, el Hall of fame de “high school” incluía su nombre entre sus miembros, al lado de estrellas como el jugador de baloncesto Vince Carter o la leyenda de la NFL Emmitt Smith. "Es un logro que ni en mis mejores pensamientos podía imaginar conseguir", declaraba Joseph al conocer la noticia. Tampoco nadie podía imaginar antes de que él apareciese que alguien con una pierna pudiera lograr todo lo que él consiguió.

Cuando nos enfrentemos a un problema, no hay que centrarse en lo grande lo fuerte, lo grave, lo profundo del problema; sino buscar siempre la respuesta a las preguntas: ¿qué puedo ganar con todo esto?, ¿Qué puedo hacer para mejorar la situación? ¿Qué aprendo de este problema?

Debemos acostumbrarnos a encarar los problemas siempre desde esta perspectiva. Imaginemos que nos encontramos en un túnel, o en un pozo. Estamos a oscuras, húmedos, sin poder movernos libremente, la situación es drástica, trágica. Sin embargo hay una luz al final del pozo. Debemos centrar nuestros pensamientos NO en donde estamos, sino en dónde queremos llegar. No en la oscuridad, sino en la luz. Quizás el túnel sea curvo, ni siquiera veamos la luz al final del túnel... no importa. Centremos nuestros esfuerzos, nuestra imaginación, en cuando estemos fuera. Nos debemos acostumbrar a luchar por superar el obstáculo, poniendo todos los medios, nunca quedarnos pensando en dónde estamos, en lo adverso de la situación, en la dificultad de la salida.

Hay que visualizar siempre la meta, la solución, nunca la salida, el problema.

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Dios los bendiga