lunes, 23 de julio de 2012

EL VALOR DE LA PRUDENCIA


                       "No puede existir un valor digno de alabanza
                       si no va acompañado por la prudencia.
                       Realmente, todo lo que entre los hombres
                       carece de buen sentido, no puede ser más
                       que maldad e injusticia."

                                                     Jenofonte

La prudencia es una virtud de la razón, no especulativa, sino práctica: la cual es un juicio, pero ordenado a una acción concreta.
La prudencia nos ayuda a reflexionar y a considerar los efectos que pueden producir nuestras palabras y acciones, teniendo como resultado un actuar correcto en cualquier circunstancia. La prudencia en su forma operativa es un puntal para actuar con mayor conciencia frente a las situaciones ordinarias de la vida.
La prudencia es la virtud que permite abrir la puerta para la realización de las otras virtudes y las encamina hacia el fin del ser humano, hacia su progreso interior.
La prudencia es tan discreta que pasa inadvertida ante nuestros ojos. Nos admiramos de las personas que habitualmente toman decisiones acertadas, dando la impresión de jamás equivocarse; sacan adelante y con éxito todo lo que se proponen; conservan la calma aún en las situaciones más difíciles, percibimos su comprensión hacia todas las personas y jamás ofenden o pierden la compostura. Así es la prudencia, decidida, activa, emprendedora y comprensiva.
El valor de la prudencia no se forja a través de una apariencia, sino por la manera en que nos conducimos ordinariamente. Posiblemente lo que más trabajo nos cuesta es reflexionar y conservar la calma en toda circunstancia, la gran mayoría de nuestros desaciertos en la toma de decisiones, en el trato con las personas o formar opinión, se deriva de la precipitación, la emoción, el mal humor, una percepción equivocada de la realidad o la falta de una completa y adecuada información.
La falta de prudencia siempre tendrá consecuencias a todos los niveles, personal y colectivo, según sea el caso. Es importante tomar en cuenta que todas nuestras acciones estén encaminadas a salvaguardar la integridad de los demás en primera instancia, como símbolo del respeto que debemos a todos los seres humanos.
El ser prudente no significa tener la certeza de no equivocarse, por el contrario, la persona prudente mucha veces ha errado, pero ha tenido la habilidad de reconocer sus fallos y limitaciones aprendiendo de ellos. Sabe rectificar, pedir perdón y solicitar consejo.
La prudencia nos hace tener un trato justo y lleno de generosidad hacia los demás, edifica una personalidad recia, segura, perseverante, capaz de comprometerse en todo y con todos, generando confianza y estabilidad en quienes nos rodean, seguros de tener a un guía que los conduce por un camino seguro.

"vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor."  2 de Pedro 1: 5-7. 

En la Biblia se nos habla del dominio propio o de la capacidad de controlarnos a nosotros mismos. En el griego, la palabra para dominio tiene varias traducciones.

La primera es prudencia. El diccionario dice de esta palabra: Prudencia es una de las cuatro virtudes principales, que consiste en discernir y distinguir lo que es bueno o malo, para seguirlo o huir de ello.
La prudencia me indica si debo o no debo beber licor, la prudencia me indica si debo o no debo tener amistades que me instan a fumar, a beber o a usar un lenguaje soez. La prudencia me lleva a buscar de Dios, a leer su Palabra, a asistir a la iglesia, a prepararme para el futuro. En definitiva, la prudencia es tener la sensatez de distinguir que es bueno para mí a largo plazo y que es nocivo para mi vida, aunque a primera vista se vea seguro. Si nadie te ve, no hay problema, dirán algunos. Todo el mundo lo hace, dirán otros, lo importante es que te sientas bien dirán unos terceros. Sin embargo, puedes medir las consecuencias de una actividad determinada a partir de estos parámetros, la verdad es que no.

La segunda acepción es Templanza. En este caso el diccionario nos dice que la templanza es una de las cuatro virtudes cardinales, que consiste en moderar los apetitos y el uso excesivo de los sentidos, sujetándolos a la razón. Si el anterior se refería a saber distinguir entre lo bueno y lo malo, este más bien se refiere a cuestiones de cantidad. Es decir, saber en qué medida es adecuado realizar una actividad determinada. Todo lo que se hace sin moderación, se sale de la templanza. Sea la comida, los juegos, etc., si abusamos de ellos, estamos cayendo en falta de dominio propio, es decir, eso que usamos se ha vuelto nuestro amo y nos domina. Pablo decía, para dar un ejemplo, Airaos pero no pequéis, no se ponga el sol sobre vuestra cabeza. Es decir que aun la ira se debe saber controlar, antes de que la misma nos controle a nosotros.
Otro tema muy relacionado con la templanza es las relaciones sexuales. Dios bendijo al ser humano con la sexualidad, sin embargo esta está destinada para el matrimonio. Dejarse llevar por las pasiones desenfrenadas, es nocivo para nosotros.

Finalmente esta el ya mencionado dominio propio. En el diccionario, se dice de dominio: Poder que alguien tiene de usar y disponer de lo suyo. Aquí es importante hacer notar la diferencia con lo que hoy se entiende por libertad. Libertad se dice que es la capacidad de hacer lo que yo quiero. No obstante, vemos jóvenes esclavos de alcohol que no saben divertirse si no están borrachos. Hombres y mujeres esclavos de un estereotipo de belleza que los manipula y los obliga a comer o a deja de comer según su antojo. Gente que es capaz de gastar miles de dólares en operaciones para verse como dice el modelo que deben verse. Esto no es libertad, sino esclavitud.

La verdadera libertad está en la capacidad de tener dominio sobre aquello que hago, sin que lo mismo me domine. En este sentido, el dominio propio me da libertad para decir no cuando me quieren imponer una cierta cadena al alcohol, al cigarrillo, y tantos tipos de autoeliminación que ha desarrollado la sociedad contemporánea.

Sólo sabiendo dominarnos a nosotros mismos podremos llegar lejos y nadie podrá quitarnos el fruto de nuestro esfuerzo. Un cantante decía: Pelea esta guerra porque la calle esta llena de rendidos… Y continua en diciendo: La batalla está dentro de ti y eres tu propio enemigo es de valiente saber combatir, yo te lo digo… Las personas que han sabido salir adelante son aquellas que supieron dominarse a sí mismos, es decir que supieron vencer sobre el desánimo, sobre la pereza, sobre la ira, sobre el resentimiento, sobre el miedo de quedarse solos, de no ser comprendidos, sobre el miedo de la burla de los demás y sobre tantos otros enemigos que están dentro de nosotros.

3 comentarios:

  1. Muy sentido; rico saber que inspiras a otros.

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  2. Hay vidas que fueron diseñadas para inspirar a otros. Patricia Vargas

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    1. Patricia Dios te siga bendiciendo. Que agradable es saber que aportas un grano de arena para audar a otros.
      bendiciones.

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Te agradezco grandemente, tus comentarios, ellos ayudaran a mejorar el contenido de esta pagina, ademas de los capitulos de mi futura publicacion, de la cual comparto tambien algunos apartes.

Dios los bendiga