contemplar una puerta que se cierra que
vemos demasiado tarde otra que se abre."
Alexander Graham Bell.
En una tierra en guerra, había un rey que causaba espanto. Siempre que hacía prisioneros, no los mataba, los llevaba a una sala donde había un grupo de arqueros de un lado y una inmensa puerta de hierro del otro, sobre la cual se veían grabadas figuras de calaveras cubiertas de sangre. En esta sala el rey les hacía formar un círculo y les decía entonces… “Ustedes pueden elegir entre morir atravesados por las flechas de mis arqueros o pasar por esa puerta misteriosa”.
Todos elegían ser muertos por los arqueros. Al terminar la guerra, un soldado que por mucho tiempo sirvió al rey se dirigió al soberano y le dijo:
–”Señor, ¿puedo hacerle una pregunta?”
Y le responde el rey:
–”Dime soldado”.
–”¿Qué había detrás de la horrorosa puerta?”.
–”Ve y mira tú mismo”, respondió el rey.
Y le responde el rey:
–”Dime soldado”.
–”¿Qué había detrás de la horrorosa puerta?”.
–”Ve y mira tú mismo”, respondió el rey.
El soldado entonces, abrió temerosamente la puerta y, a medida que lo hacía, rayos de sol entraron y aclararon el ambiente… y, finalmente, descubrió sorprendido que la puerta se abrió sobre un camino que conducía a la libertad.
El soldado admirado sólo miro a su rey que le decía:
–”Yo daba a ellos la elección, pero preferían morir que ariesgasrse a abrir esta puerta”.
–”Yo daba a ellos la elección, pero preferían morir que ariesgasrse a abrir esta puerta”.
¿Cuántas puertas dejamos de abrir por temor?.
¿Cuántas veces perdemos la libertad y morimos por dentro, solamente por sentir miedo de abrir la puerta de nuestros sueños o nuestras metas?
¿Cuántas veces perdemos la libertad y morimos por dentro, solamente por sentir miedo de abrir la puerta de nuestros sueños o nuestras metas?
Dios estableció puertas de oportunidad ante nosotros. Debemos discernir el tipo
de puerta que está delante de nosotros. ¿Es una puerta que nosotros abrimos o
una puerta que Dios abrió para nosotros? La mayoría de las personas están
esperando que Dios les abra la puerta. Pero notemos los requerimientos para que
Dios haga esto. Mateo 7:7 dice: “Pidan, y se
les dará; busquen, y encontrarán; llamen, y se les abrirá”.
Debemos pedir, buscar y golpear la puerta hasta
que se abra para nosotros. Esos son pasos proactivos. Necesitamos activar
pidiendo, buscando y golpeando continuamente las puertas. Sí, podemos esperar en
Dios para abrir la puerta pero debemos hacer las cosas que oímos de Él. Debemos
pararnos delante de otro tipo de puerta, una que la mayoría de la gente no
reconoce.
Apocalipsis
3:20: “Mira que estoy a la puerta y llamo. Si alguno oye mi voz y
abre la puerta, entraré, y cenaré con él, y él conmigo”.
Detrás de esa puerta están los mayores niveles del
poder y la presencia de Dios. Cuando nos paramos ante este tipo de puerta y
somos capaces de oír la voz de Dios, entonces Jesús vendrá a nuestra situación y
nos impartirá una cantidad sorprendente de revelación. El requerimiento para que
se abra esta puerta es oír la voz de Dios y dar pasos de fe para abrirla
nosotros mismos. No es por medio de nuestra propia fuerza sino por nuestras
acciones para acceder al nuevo nivel.
Mucha gente está esperando en Dios y no da pasos
proactivos. Otros dieron esos pasos pero no se dieron cuenta que Dios los está
esperando. Debemos pedirle a Dios que nos muestre los
pasos que necesitamos dar y nos hable con claridad sobre las nuevas
oportunidades que vendrán.
Este es un tiempo excitante mientras Dios nos
revela la razón fundamental por la que fuimos creados. Es un tiempo y el
amanecer de las cosas nuevas que todos esperamos ver. No es tiempo para temer.
Necesitamos enfocarnos en Dios y dar algunos pasos prácticos. Aprendamos a
observar a Dios haciendo cosas asombrosas.
“Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos.”
Juan 10:9
“Yo conozco tus obras; he aquí, he puesto delante de ti una puerta abierta, la cual nadie puede cerrar; porque aunque tienes poca fuerza, has guardado mi palabra, y no has negado mi nombre.”
“Yo conozco tus obras; he aquí, he puesto delante de ti una puerta abierta, la cual nadie puede cerrar; porque aunque tienes poca fuerza, has guardado mi palabra, y no has negado mi nombre.”
Apocalipsis 3:8
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Dios los bendiga