jueves, 26 de julio de 2012

ACTITUD FRENTE A LAS PRUEBAS

                      "Gran parte de las dificultades por las que
                      atraviesa el mundo se deben a que los
                      ignorantes están completamente seguros y los
                      inteligentes llenos de dudas."
 
                                                Bertrand Russell.
 
 
Es interesante recordar que cuando éramos niños, seguido traíamos brazos y piernas marcados por heridas y raspones. A veces se daba uno tremendos golpes que primero se ponían rojos, luego negros, rodeados de un tono amarillo, hasta que al fin desaparecían después de varios días; y todo por andarnos metiendo en lo que no debíamos.
 
Uno pensaría que con la edad desaparecen esos riesgos de lastimaduras y heridas, pero incluso como adultos a menudo cometemos errores y terminamos con severos "moretones", aunque no físicos sino emocionales. Tal vez ahora ya no intentamos subirnos a los árboles sino que ahora intentamos subir por la escalera de la organización, ¡y cómo duele cuando caemos! Ya nonos cortamos los dedos tan fácilmente ni tan seguido, pero ahora sangramos internamente por las palabras ásperas o comentarios negativos que se hacen de nosotros. A veces nos quedamos completamente sofocados, no porque alguien nos golpeó en la boca del estómago sino porque nuestro cónyuge nos ha sido infiel, o ha decidido abandonarnos. Ahora quisiera uno volver a ser niño, o cuando mucho adolescente, para sufrir heridas que sanan rápidamente, y no de las que nos dejan lisiados del alma.
En su libro "La búsqueda del hombre en pos de significado", el Dr. Víctor Frankl habla acerca de su experiencia como prisionero en los campos de concentración Alemanes durante la Segunda Guerra Mundial y dice:

"Un hombre puede ser desposeído de todo, excepto de una cosa, la última de las libertades humanas: la capacidad para escoger la actitud que uno adoptará en cualquier circunstancia que se presente, la capacidad de decidir su propio comportamiento".

Las pruebas pueden despojarnos de todo excepto de nuestra actitud hacia ellas.
Volvamos por unos momentos a los versículos que acabamos de ver y consideremos tres elementos clave que conforman la actitud que Dios desea que escojamos cuando nos hallemos en medio de una prueba.

1. "Tened por sumo gozo..." La actitud mental del Cristiano cuando se enfrenta a la prueba debe ser positiva. Obsérvese bien que Santiago no está diciendo que las pruebas son fuente de gozo; uno no puede ni debe negar el dolor y la tristeza que se llega a sentir en medio de la prueba. Lo que Santiago dice es que debemos "estimar, considerar, tener por sumo gozo"; es decir, debemos rle el lado positivo, el lado amable, como algo que puede resultar al final en nuestro total beneficio.

2. "... sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia..."
¿Cómo puede un Cristiano ser positivo y tener como algo gozoso el hecho de estar pasando por una prueba? Podemos porque sabemos que las pruebas son diseñadas especialmente por Dios para sacar a relucir lo mejor de nosotros.
Sabemos que las pruebas tienen un propósito y que no estamos siendo simplemente víctimas de las circunstancias. El fuego del horno no tiene el propósito de quebrarnos sino solidificarnos y fortalecer el carácter de Dios en nosotros.

3. El tercer término clave lo encontramos en el verso 4, en la expresión "tenga la paciencia su obra completa". La palabra "tenga" en su original quiere decir que se "permita" a la paciencia completar su obra. Esto habla de cooperar, de prestarnos a la prueba, permitirle que haga su trabajo en nosotros, que se completen las lecciones que vino a enseñarnos. No interrumpas el proceso que producirá madurez en ti.

Oración de transición: Bien, hemos visto (1) lo que el apóstol Santiago dice acerca de las pruebas, y (2) sus instrucciones para elevarnos por encima de ellas; es decir, que no nos abrumen los problemas. No obstante, a muchos de nosotros los problemas siguen abrumándonos. ¿Sabe usted por qué? Consideremos como tercer pensamiento principal el ...

III. ¿Por qué nos abruman los problemas? Todos sabemos perfectamente bien lo que significa reprobar en una prueba.
Piensa en algún problema que tuviste recientemente; tal vez fue una discusión con tu cónyuge. Sabes que le quieres, y ella/él también lo sabe. Pero dejaste que una cosa sin importancia creciera y se convirtiera en una discusión agria en la que terminaste elevando la voz o diciendo algo que realmente lastimó a tu cónyuge. ¿Qué sucedió después? Tan pronto y fracasaste recordaste las respuestas equivocadas, lo que no debiste haber hecho o dicho tal vez fue que asumiste una actitud de resistencia, de autoridad o de rebeldía y sabes que eso no estuvo bien; quizás tuviste una explosión de temperamento demandando atención o que se actuase justamente como tú lo demandabas en ese momento, ni más ni menos; nada de eso te ayudó a desarrollar madurez en tu vida, al contrario, esa actitud o comportamiento revela tu inmadurez y te produjo un sentimiento de miseria interior. ¿Por qué hacemos estas cosas? ¿Por qué no podemos cooperar en la prueba hasta ser aprobados? El apóstol Santiago ofrece dos razones por las que nuestros problemas a menudo nos abruman.

1. Falta de sabiduría. Cuando vienen las pruebas, especialmente los "exámenes sorpresa" es posible que no estemos preparados para manejarlos. Pero no necesitamos quedarnos paralizados, condenados al fracaso. El apóstol Santiago dice que debemos orar pidiendo ayuda. "Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada." La sabiduría que se menciona aquí está directamente relacionada con las pruebas; no es sabiduría, en un sentido general. Santiago se está refiriendo aquí a la capacidad de ver la prueba desde la perspectiva de Dios. Sin esta clase de sabiduría, la capacidad de perseverar no estará a nuestro alcance y la meta de la madurez jamás será alcanzada.

2. Falta de Fe. Esta es la segunda razón por la que los problemas nos abruman. Dice el texto bíblico, en los versos 6-8: " 6 Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar , que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. 7 No piense, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor. 8 El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos."

Santiago no se refiere a la fe salvadora; él está hablando aquí de una fe sustentadora, de esa fe que nos ayuda a vivir como debemos, que implica el entregarse completamente a Dios y a los propósitos que Él ha integrado a las pruebas que nos ha enviado. El verso 8 nos da un nombre para aquella persona a la que la sabiduría no parece entrarle: se le llama "un hombre de doble ánimo".
Una expresión así describe a la persona que quiere hacer lo que él quiere y lo que Dios quiere al mismo tiempo. El problema es que los deseos de ambos no coinciden. Esta persona, en el fondo de su corazón, aún tiene reservas respecto de si entregarse o no a la voluntad de Dios.

Supongamos que un joven cree que ama a una chica y quiere casarse con ella; el problema es que ella no es creyente. O una persona mayor que quiere casarse con una persona que se divorció sin causa justificada de su anterior cónyuge. ¿Cómo puede conciliarse lo que Dios quiere y lo que yo quiero? Simplemente no es posible. La situación tiene qué alterarse para adecuarse a la voluntad de Dios. Esto es, si tengo algo de sabiduría de Dios y de fe en el Señor. Si no tengo estas cosas, haré finalmente lo que yo quiero, y la prueba se me complicará tanto que terminará por abrumarme.
 
Las heridas que sufrimos de niños desaparecieron totalmente; quizás nos dejaron una pequeña cicatriz, para recordarnos el evento y para que fuésemos más cuidadosos. Las heridas que sufrimos de adultos también pueden sanar e inclusive desaparecer totalmente, con la ayuda de Dios. Quizás la única herida que jamás sana es la pérdida de la esperanza, la pérdida de confianza en el hecho de que las adversidades tienen un propósito, que no son crueldades simplemente lanzadas al azar. Un filósofo no cristiano (Federico Nietzche) dijo "El que tiene algo por lo cual vivir puede soportar casi cualquier cosa."

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Dios los bendiga