"Cambia tú. Cambia radicalmente. Deja
de hacer las cosas que has estado haciendo siempre. Empieza a hacer cosas que
no hayas hecho nunca. Cambia radicalmente, vuélvete una persona nueva y te
sorprenderás.... Nunca estés esperando que el otro cambie.”
Osho
Esa bella poesía
del Chileno Julio Numhauser, interpretada magistralmente por la inolvidable
Mercedes Sosa.
La letra
de esta hermosa canción dice asi:
Todo Cambia
Cambia lo
superficial
Cambia también lo profundo
Cambia el modo de pensar
Cambia todo en este mundo
Cambia también lo profundo
Cambia el modo de pensar
Cambia todo en este mundo
Cambia el clima con los
años
Cambia el pastor su rebaño
Y así como todo cambia
Que yo cambie no es extraño
Cambia el pastor su rebaño
Y así como todo cambia
Que yo cambie no es extraño
Cambia el mas fino
brillante
De mano en mano su brillo
Cambia el nido el pajarillo
Cambia el sentir un amante
De mano en mano su brillo
Cambia el nido el pajarillo
Cambia el sentir un amante
Cambia el rumbo el
caminante
Aúnque esto le cause daño
Y así como todo cambia
Que yo cambie no es extraño
Aúnque esto le cause daño
Y así como todo cambia
Que yo cambie no es extraño
Cambia todo cambia
Cambia todo cambia
Cambia todo cambia
Cambia todo cambia
Cambia todo cambia
Cambia todo cambia
Cambia todo cambia
Cambia el sol en su carrera
Cuando la noche subsiste
Cambia la planta y se viste
De verde en la primavera
Cuando la noche subsiste
Cambia la planta y se viste
De verde en la primavera
Cambia el pelaje la fiera
Cambia el cabello el anciano
Y así como todo cambia
Que yo cambie no es extraño
Cambia el cabello el anciano
Y así como todo cambia
Que yo cambie no es extraño
Pero no cambia mi amor
Por, mas lejos que me encuentre
Ni el recuerdo ni el dolor
De mi pueblo y de mi gente
Por, mas lejos que me encuentre
Ni el recuerdo ni el dolor
De mi pueblo y de mi gente
Lo que cambió ayer
Tendrá que cambiar mañana
Así como cambio yo
En esta tierra lejana
Tendrá que cambiar mañana
Así como cambio yo
En esta tierra lejana
Cambia todo cambia
Cambia todo cambia
Cambia todo cambia
Cambia todo cambia
Cambia todo cambia
Cambia todo cambia
Cambia todo cambia
Para
muchos, el cambio siempre será necesidad de otras personas, porque están convencidos
que solo ellos tienen la razón, por lo tanto los equivocados son los demás. Que
diferente sería reconocer por un instante, que así como todo cambia, también seria
bueno que nosotros lo hiciéramos, lógicamente para mejorar.
El
siguiente articulo de la Lic. Fabiana
Porracin Psicóloga (UBA) – Antropóloga (UBA), comenta lo
siguiente:
Algunos pasos para el cambio:
Muchas
veces se escucha en el consultorio comentarios como estos:. “…no sé si
voy a poder cambiar...” o “cómo voy a hacer para cambiar...”
Por ellos es que surgió la necesidad de escribir este artículo, que de una
manera sencilla y coloquial explica algunos de los pasos, de los momentos que
se enfrentan en el proceso de cambiar:
·
El cambio da miedo, por la incertidumbre que produce lo
desconocido. Lo conocido da seguridades: lo seguro de lo conocido, que no es
poco. Este miedo no es patrimonio individual, dichos populares expresan: “más
vale malo por conocido que bueno por conocer”, “más vale pájaro en mano
que cien volando”. Pero quedarse con lo conocido hace perder mucho.
Hipoteca la vida, si no es más bien una muerte en vida. Arriesgarse a cambiar,
a transitar hacia lo desconocido implica costos: “el que quiere celeste que
le cueste.”
·
El
proceso del cambio es similar a aprender a andar en bicicleta: antes de empezar
uno tiene dudas, no sabe que va a poder hacerlo, ni cómo lo va a lograr. Se
enfrenta al desafío de lograrlo, se equivoca, sea cae, y, sin saber cómo,
aprende para siempre a andar...
·
Se
comienza el proceso terapéutico con aspectos similares a los de una moneda, que
presenta dos caras: hay un aspecto que quiere cambiar y otro que no, por
supuesto que es éste último el que genera los “boicots” al cambio.
·
En
el consultorio se observa reiteradamente cómo la maleta de viaje, de expectativas,
esperas, deseos, necesidades de los padres abren prospectivamente caminos
de vida invisibles. Cuando esas expectativas, esperas, deseos, necesidades
paternas no son constructivas propulsan a caminos de vida coartados, oscuros,
cerrados, detenidos en el único movimiento de más de lo mismo. Revisar esas expectativas,
esperas, deseos, necesidades paternas permite reconocer ciertos por qué del
aquí y ahora, para modificar y enfrentarse a las reales expectativas,
esperas, deseos, necesidades propias.
·
Suele
producirse primero el reconocimiento intelectual de aquello que se desea
modificar. Luego dicha intelectualización o racionalización empieza a
“vivenciarse internamente” como necesidad afectiva de cambiar eso que se pensó,
comienza a hacerse más visceralmente profunda, emocionalmente propia, para
luego pasar a la transformación conductual. Posteriormente en hechos concretos
surge, se actúa, se concreta lo que originariamente se racionalizó.
·
En
todo proceso de cambio hay altibajos, similares al ascenso a una montaña: para
seguir, se baja, pero nunca tanto como al inicio. La diferencia es que nunca se
llega a una cima, a un final, se trata de un continuo andar...
·
Es
natural volver a “repetirse a uno mismo”, encontrarse haciendo de nuevo
lo mismo ante situaciones nuevas, se saca del “arcón” propio las formas por las
que se aprendió a hacer las cosas, a enfrentarlas, a resolverlas. Para ello es
necesario conocer estas características para rectificar. Y avanzar así en el
encuentro del propio actuar, consonante con el deseo de uno, no con el deseo de
otro.
·
Uno
nace, se hace, y se modifica. Uno nace con determinadas características
personales, otras se van haciendo, adquiriendo y modelando a lo largo del proceso
de crecimiento. Algunas características se modelan de acuerdo a deseos,
esperas, expectativas, necesidades, mandatos de personas significativas,
que determinan con su impronta. Estos pueden entrar en conflicto con las
características más propias cuando hay mucha discrepancia entre lo de uno y lo
de ese otro. Este proceso puede ser muy complejo. En las familias altamente
patológicas se produce un desdibujamiento nocivo -cuantitativa y
cualitativamente- de ese que verdaderamente se es. El proceso del cambio
conlleva el conocimiento y reconocimiento de cuáles son las
verdaderas características propias, y cuáles son las que se terminó aceptando,
imitando, asimilando, incorporando identificatoriamente. El encuentro con el sí
mismo se da en el interjuego de ambos descubrimientos, hasta llegar a niveles
de mayor coherencia intelectual-afectivo-conductual con lo que uno es, con
quien uno es.
·
Cambiar
implica necesariamente reconocer “lugares”, roles, formas de ser
querido, formas de reaccionar, estilos de resolver problemas, de satisfacer
deseos propios que se ha ido ocupando, resultado en parte de la vulnerabilidad
del niño a necesariamente tener que tomar lo que “ofrecen” sus mayores. Es
necesario conocer esas formas, lugares, roles que uno ocupó y que se repiten,
para poder transformar.
·
Es
recurrentemente observable en la práctica clínica que la cara de la moneda del
no cambio es tributaria de identificaciones con modelos de hacer, de vivir
paternos. Esta cara de la moneda -con el modelado particular que le imprime
cada uno- tiene también el sello de lo que se repite familiarmente, incluso en
varias generaciones, de la cultura e idiosincrasia familiar, de estilos de vida
y modos de hacer, de formas de reaccionar y afrontar, de capacidades de lucha y
actitudes para la defensa propia, de formas de propiciar el autocuidado y
cuidado del otro, y mucho más... Y ahí se está, en las puertas de elegir o no
el estilo de vida personal...
·
Cambiar
implica riegos: los de enfrentarse con las cosas desconocidas, incluso oscuras
de uno: ambiguas, inciertas, ambivalentes, contradictorias, complejas. Y los
del cambio que uno empieza a generar alrededor. En ese proceso se pueden
perder, se suelen perder relaciones. Pero se abren las puertas hacia
otras.......
·
El
cambio produce cierto efecto dominó. Se van cambiando ciertas características y
se producen modificaciones internas nuevas, y alrededor.
·
Se
produce de repente como en saltos. Se anda se anda se anda, pareciendo a veces
que no se anduviera. Hasta que, sin que uno lo sepa -como en la bicicleta-
transformó muchas cosas...
·
Se
pueden producir “latencias”, como las del “desensillar hasta que aclare”,
es que “caminante, no hay camino, se hace camino al andar”, y el andar
tiene sus ritmos y procesos internos.
·
El
terapeuta -en este proceso- es como un remero que te ayuda a que lleves tu
barco a tu propia orilla, cuando hay momentos en los que no sabés cómo hacer.
Es como una llave que buscaste para que actives internamente, para que te abras
y abras las puertas de lo que sos, de quien sos y de lo que querés ser y hacer.
·
Porque
a veces no se sabe cómo hacerlo, ni que se puede hacerlo...
Lic. Fabiana Porracin
Psicóloga (UBA) – Antropóloga
(UBA)
Y tú qué esperas? Así como todo cambia que yo cambie no
es extraño. No crees que tomando la decisión de comenzar a cambiar cada uno de
nosotros, en algún momento lograriamos transformar al mundo? Asi como cambia lo superficial, en necesario cambiar tambien lo profundo.
Estoy seguro
que es el momento para Renovar el Camino.
Bendiciones.
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