Peor que las
mentiras que la sociedad, los amigos e incluso la misma familia trata de
fijarnos; las cuales no debemos de creer, son las mentiras que nosotros mismos
tratamos de inculcarnos. Imagínate si Henry Ford, Thomas Alva Edison, Walt
Disney....entre otros se hubieran creído todas esas mentiras, de que nos habríamos
perdido?
No olvides que
solo tendrás tiempo para las cosas que tú crees realmente te interesan y
convienen……..y solo tendrás excusas para lo que no te importa.
Gracias a Dios
siempre hay alguien impulsándonos, creyendo en nosotros y mostrándonos el
camino correcto.
En Éxodo 3:9 hasta
4:16 se nos enseña la historia de un hombre, que a pesar de haber sido escogido
por Dios (Que honor) para sacar al pueblo de Israel del cautiverio que había sido
sometido por 400 años en tierra de los egipcios, se negó esgrimiendo cualquier
cantidad de excusas. Ese hombre se llamo Moisés, dice así: “3:9 Dijo Dios: El clamor, pues, de los hijos de Israel ha venido delante
de mí, y también he visto la opresión con que los egipcios los oprimen.
3:10 Ven, por tanto, ahora, y te enviaré a Faraón, para que saques de Egipto a mi pueblo, los hijos de Israel.
3:11 Entonces Moisés respondió a Dios: ¿Quién soy yo para que vaya a Faraón, y saque de Egipto a los hijos de Israel?
3:12 Y él respondió: Ve, porque yo estaré contigo; y esto te será por señal de que yo te he enviado: cuando hayas sacado de Egipto al pueblo, serviréis a Dios sobre este monte.
3:13 Dijo Moisés a Dios: He aquí que llego yo a los hijos de Israel, y les digo: El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros. Si ellos me preguntaren: ¿Cuál es su nombre?, ¿qué les responderé? 3:14 Y respondió Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me envió a vosotros. 3:15 Además dijo Dios a Moisés: Así dirás a los hijos de Israel: Jehová, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob, me ha enviado a vosotros. Este es mi nombre para siempre; con él se me recordará por todos los siglos.
3:16 Ve, y reúne a los ancianos de Israel, y diles: Jehová, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, me apareció diciendo: En verdad os he visitado, y he visto lo que se os hace en Egipto; 3:17 y he dicho: Yo os sacaré de la aflicción de Egipto a la tierra del cananeo, del heteo, del amorreo, del ferezeo, del heveo y del jebuseo, a una tierra que fluye leche y miel. 3:18 Y oirán tu voz; e irás tú, y los ancianos de Israel, al rey de Egipto, y le diréis: Jehová el Dios de los hebreos nos ha encontrado; por tanto, nosotros iremos ahora camino de tres días por el desierto, para que ofrezcamos sacrificios a Jehová nuestro Dios.
3:10 Ven, por tanto, ahora, y te enviaré a Faraón, para que saques de Egipto a mi pueblo, los hijos de Israel.
3:11 Entonces Moisés respondió a Dios: ¿Quién soy yo para que vaya a Faraón, y saque de Egipto a los hijos de Israel?
3:12 Y él respondió: Ve, porque yo estaré contigo; y esto te será por señal de que yo te he enviado: cuando hayas sacado de Egipto al pueblo, serviréis a Dios sobre este monte.
3:13 Dijo Moisés a Dios: He aquí que llego yo a los hijos de Israel, y les digo: El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros. Si ellos me preguntaren: ¿Cuál es su nombre?, ¿qué les responderé? 3:14 Y respondió Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me envió a vosotros. 3:15 Además dijo Dios a Moisés: Así dirás a los hijos de Israel: Jehová, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob, me ha enviado a vosotros. Este es mi nombre para siempre; con él se me recordará por todos los siglos.
3:16 Ve, y reúne a los ancianos de Israel, y diles: Jehová, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, me apareció diciendo: En verdad os he visitado, y he visto lo que se os hace en Egipto; 3:17 y he dicho: Yo os sacaré de la aflicción de Egipto a la tierra del cananeo, del heteo, del amorreo, del ferezeo, del heveo y del jebuseo, a una tierra que fluye leche y miel. 3:18 Y oirán tu voz; e irás tú, y los ancianos de Israel, al rey de Egipto, y le diréis: Jehová el Dios de los hebreos nos ha encontrado; por tanto, nosotros iremos ahora camino de tres días por el desierto, para que ofrezcamos sacrificios a Jehová nuestro Dios.
3:19 Más yo sé que el rey de Egipto no os dejará ir
sino por mano fuerte. 3:20 Pero yo extenderé mi mano, y heriré a Egipto con
todas mis maravillas que haré en él, y entonces os dejará ir. 3:21 Y yo daré a
este pueblo gracia en los ojos de los egipcios, para que cuando salgáis, no
vayáis con las manos vacías; 3:22 sino que pedirá cada mujer a su vecina y a su
huésped alhajas de plata, alhajas de oro, y vestidos, los cuales pondréis sobre
vuestros hijos y vuestras hijas; y despojaréis a Egipto.
Capítulo 4
4:1 Entonces Moisés respondió diciendo: He aquí que
ellos no me creerán, ni oirán mi voz; porque dirán: No te ha aparecido Jehová.
4:2 Y Jehová dijo: ¿Qué es eso que tienes en tu mano? Y él
respondió: Una vara. 4:3 El le dijo: Échala en tierra. Y él la echó en tierra,
y se hizo una culebra; y Moisés huía de ella.
4:4 Entonces dijo Jehová a Moisés: Extiende tu mano, y tómala por la cola. Y él extendió su mano, y la tomó, y se volvió vara en su mano. 4:5 Por esto creerán que se te ha aparecido Jehová, el Dios de tus padres, el Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob. 4:6 Le dijo además Jehová: Mete ahora tu mano en tu seno. Y él metió la mano en su seno; y cuando la sacó, he aquí que su mano estaba leprosa como la nieve. 4:7 Y dijo: Vuelve a meter tu mano en tu seno. Y él volvió a meter su mano en su seno; y al sacarla de nuevo del seno, he aquí que se había vuelto como la otra carne. 4:8 Si aconteciere que no te creyeren ni obedecieren a la voz de la primera señal, creerán a la voz de la postrera. 4:9 Y si aún no creyeren a estas dos señales, ni oyeren tu voz, tomarás de las aguas del río y las derramarás en tierra; y se cambiarán aquellas aguas que tomarás del río y se harán sangre en la tierra.
4:4 Entonces dijo Jehová a Moisés: Extiende tu mano, y tómala por la cola. Y él extendió su mano, y la tomó, y se volvió vara en su mano. 4:5 Por esto creerán que se te ha aparecido Jehová, el Dios de tus padres, el Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob. 4:6 Le dijo además Jehová: Mete ahora tu mano en tu seno. Y él metió la mano en su seno; y cuando la sacó, he aquí que su mano estaba leprosa como la nieve. 4:7 Y dijo: Vuelve a meter tu mano en tu seno. Y él volvió a meter su mano en su seno; y al sacarla de nuevo del seno, he aquí que se había vuelto como la otra carne. 4:8 Si aconteciere que no te creyeren ni obedecieren a la voz de la primera señal, creerán a la voz de la postrera. 4:9 Y si aún no creyeren a estas dos señales, ni oyeren tu voz, tomarás de las aguas del río y las derramarás en tierra; y se cambiarán aquellas aguas que tomarás del río y se harán sangre en la tierra.
4:10 Entonces dijo Moisés a Jehová: ¡Ay, Señor! nunca he sido
hombre de fácil palabra, ni antes, ni desde que tú hablas a tu siervo; porque
soy tardo en el habla y torpe de lengua.
4:11 Y Jehová le respondió: ¿Quién dio la boca al hombre? ¿O quién hizo al mudo y al sordo, al que ve y al ciego? ¿No soy yo Jehová? 4:12 Ahora pues, ve, y yo estaré con tu boca, y te enseñaré lo que hayas de hablar.
4:11 Y Jehová le respondió: ¿Quién dio la boca al hombre? ¿O quién hizo al mudo y al sordo, al que ve y al ciego? ¿No soy yo Jehová? 4:12 Ahora pues, ve, y yo estaré con tu boca, y te enseñaré lo que hayas de hablar.
4:13 Y él dijo: ¡Ay, Señor! envía, te ruego, por medio del que
debes enviar.
4:14 Entonces Jehová se enojó contra Moisés, y dijo: ¿No conozco
yo a tu hermano Aarón, levita, y que él habla bien? Y he aquí que él saldrá a
recibirte, y al verte se alegrará en su corazón. 4:15 Tú hablarás a él, y
pondrás en su boca las palabras, y yo estaré con tu boca y con la suya, y os enseñaré
lo que hayáis de hacer. 4:16 Y él hablará por ti al pueblo; él te será a ti en
lugar de boca, y tú serás para él en lugar de Dios. 4:17 Y tomarás en tu mano
esta vara, con la cual harás las señales.
Es
increíble creer que este sea el mismo hombre que como consecuencia de defender
a uno de sus hermanos hebreos, al ver que un egipcio lo golpeaba, este lo mato
y lo escondió en la arena. Recordemos que Moisés fue recogido de las aguas por
la hija de faraón, la cual lo crio y adopto como su hijo, criado en el palacio
del faraón, gozaba Moisés de muchos derechos. Pero con la muerte del egipcio el
faraón se enfureció con Moisés y este tuvo que huir.
En
el relato anterior, efectivamente son cinco las excusas que da Moisés a Dios
para no hacer la tarea encomendada, analicemos cada una de ellas:
1.
¿Quién soy yo para que vaya a Faraón, y saque de Egipto a los hijos de
Israel?
Esta pregunta
de Moisés, realmente esconde un un pequeño halo de humildad, porque Moisés
siendo más joven se creyó capaz de liderar la liberación de su pueblo de la
esclavitud a que era sometido, pero fue evidente que se dio a la tarea con
demasiada prisa. Pero ahora cuando es la persona más indicada para esa tarea,
reconoce sus propias debilidades; será que Moisés comenzó a creerse sus propias
mentiras: Ya estoy muy viejo para esta tarea; yo no soy el guerrero que se
necesita, soy un cuidador de ovejas; hay otros mejores…….. Esa aparente condición
de humildad solo esconde un gran temor de afrontar una determinada tarea.
Recuerdo que por situaciones, embaracé a mi novia a los 16 años, tuve necesidad
de trabajar desde esta edad. Recuerdo que una amiga de ella, en su deseo de
ayudarnos ante esta necesidad, hablo con su novio que se desempeñaba como
Gerente Comercial de una gran compañía de presencia nacional, para que me
ayudara otorgándome un empleo. Este accedió muy cordialmente a tal petición y
me cito a una entrevista, en la cual me manifestó que precisamente disponía de
una vacante, debido a que había tenido que despedir a su mejor vendedor, el
hombre de mayor experiencia de su equipo, además era el que poseía la mejor
zona, donde estaban concentrados los clientes más grandes, pero que
infortunadamente no había cumplido su cuota de ventas y había sido despedido.
Terminado este discurso me insinuó que si me interesaba, nos veríamos en una próxima
entrevista unos días después, cita a la cual nunca llegue, porque
inmediatamente Salí de su oficina me puse a pensar en que quien era yo para
reemplazar al mejor vendedor, cuando yo en mi vida había tenido que vender
algo, porque incluso las rifas del colegio, las compraba todas mi padre. Además
que era el hombre de mayor experiencia y yo nunca había trabajado y por último
que ese hombre con todas sus características y condiciones, no había podido
cumplir, menos yo. Como se pueden imaginar, nunca supe si el relato era
verdadero o no, o sencillamente probó mi actitud.
Por fortuna
para Moisés todas sus objeciones tuvieron respuesta.
2. Si ellos me preguntaren:
¿Cuál es su nombre?, ¿qué les responderé?
Es aquí cuando
se evidencia un gran temor por el desconocimiento, pero mejor seria pensar que
es el convencimiento, por el temor al rechazo.
La primera
novela de Harry Potter fue rechazada. Y también lo fue Crepúsculo,
protagonizada por Bella Swan y Edward Cullen. Si escritoras como J. K. Rowling
y Stephanie Meyer se hubieran dado por vencidas cada vez que una editorial
rechazaba su libro, todos nos habríamos perdido unas buenas aventuras.
La vida
consiste en intentar cosas. Y, cuando lo hacemos, el rechazo siempre es una
posibilidad.
El rechazo
es algo que duele, pero el superarlo nos llevara a un universo infinito de
posibilidades, máxime cuando el llamado es a ser líder, como en el caso de Moisés.
Por el contrario el no superar este temor al rechazo, te llevara seguramente, a
ni siquiera atreverte a realizar muchas cosas que desean. Lo que solo garantiza
que nunca lograran lo que desean, porque ni siquiera se atrevieron a intentarlo.
Lo que es peor, seguramente muchos de esos dones y talentos que Dios te dio,
nunca llegaran a descubrirse.
3. He aquí que
ellos no me creerán, ni oirán mi voz; porque dirán: No te ha aparecido Jehová.
Aquí se
evidencia una clara excusa originada por la inseguridad. Todos los seres
humanos pasamos en algún momento por estados de inseguridad. La inseguridad
tiene que ver directamente con la situación de no saber cómo afrontar determinada
situación y a las consecuencias que esto puede traer.
La
persona insegura, no cree en sí misma pero sobre todo, tiene mucha desconfianza
ante todo. Esta desconfianza le hace dudar a la hora de tomar decisiones,
relacionarse con nuevas personas, ante la posibilidad de cambiar de trabajo, de
pareja, de casa, etc…
La inseguridad tiene que ver también con no tolerar las situaciones nuevas. Dice el refrán que más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer y a esta frase, muchas personas se aferran, para no sentir el miedo, la incertidumbre o la inseguridad que producen las situaciones nuevas de la vida.
El inseguro, evita todo aquello que sea nuevo, porque al no tener seguridad no da pasos y esto es una equivocación, porque en la vida, nada se sabe hasta que no se dan los pasos. Sin embargo, muchas personas prefieren no dar pasos antes que arriesgar.
La inseguridad personal es básicamente una característica que nos
hace dudar de nuestra capacidad para tomar decisiones y afrontar nuevos retos.
Sentimos miedo de tomar una decisión errónea y obtener consecuencias negativas
que no vamos a poder afrontar.
La inseguridad es fácil de superar a medida que vamos adquiriendo experiencia y competencia en las distintas áreas en las que nos sentimos inseguros.
Para Moisés
esta inseguridad se podría entender como un claro desconfiar de Dios, pero Dios
en su infinita misericordia por el contrario lo doto de dones sobrenaturales,
fortaleciendo con esto la confianza en la vida de Moisés.
4.
¡Ay, Señor! nunca he sido hombre de fácil
palabra, ni antes, ni desde que tú hablas a tu siervo; porque soy tardo en el
habla y torpe de lengua.
Es
admirable que a esta altura del relato y máxime después de Dios haberlo dado
respuesta a todas las objeciones planteadas por Moisés surja otra, pero más
admirable es la misericordia y comprensión de Dios con Moisés. Ten certeza que
cuando Dios tiene un propósito en nuestras vidas este se cumple porque se
cumple.
Las
discapacidades físicas, por lo general vienen como consecuencia de una malformación
genética, o bien como en el caso de Moisés, seguramente adquirida. No es claro
en el relato que a lo que Moisés se refiere a que es tardo en el hablar, sea
exactamente tartamudez, pero muchos autores aseveran que esta era su condición.
Desde
este punto de vista, Se
ha planteado que una alta exigencia de los padres y una actitud negativa e
incorrecta hacia los errores del niño pueden agravar las dificultades en el
habla del niño. La excesiva atención hacia los errores y las correcciones
pueden estar aumentando el temor y la ansiedad del niño hacia el habla. El
retraimiento y ansiedad social, la baja autoestima y la escasez de habilidades
sociales pueden convertir una dificultad ocasional y temporal en un trastorno
persistente. Moisés plantea a Dios que su problema
viene desde antes que él le hablara, pero no cita un tiempo exacto, este
problema pudo haber surgido desde el momento que él tuvo que huir de Egipto y refugiarse
en un lugar lejano, retraído de la sociedad, seguramente por su misma condición
de prófugo y dedicado al cuidado y pastoreo de ovejas.
Algunas
discapacidades pueden llevar a algún tipo de discriminación social, pero la
mayor discriminación la realizamos nosotros con respecto a la actitud que
tomemos frente a esta situación.
Lo
ideal es cada quien tuviera las capacidades para desarrollar múltiples tareas óptimamente,
pero vuelvo y repito esto sería lo ideal. Por el contrario, si tú evidencias
que tienes alguna falencia para desarrollar una tarea, debes buscar el
complemento en alguien que tenga mejor desarrollada esa capacidad. De hecho
Dios en su infinita sabiduría, propone al hermano de Moisés, Aarón para que le
supla esta deficiencia. Recuerda que las cosas por grave que parezcan, siempre tendrán
una solución. Máximo si están en manos de Dios.
5. ¡Ay, Señor! envía, te ruego, por
medio del que debes enviar.
Pero definitivamente la peor condición seria, a pesar, de tener la
solución a toda objeción planteada, que sigas insistiendo en rechazar la
propuesta.
Humanamente esto podría interpretarse como una muestra clara, que
no se quieren y tampoco hay voluntad para hacer las cosas, esto sacaría de
casillas a cualquiera, incluso a Dios.
Solamente la perseverancia y claridad de un buen líder, el cual
vio en Ud. El potencial para desarrollar dignamente esa tarea, aparte de
haberle dado las herramientas necesaria, también le dará la confianza para
salir y triunfar. Pero definitivamente en su interior no está la voluntad de
querer hacerlo, solo Dios podría cambiar esa situación.
El mundo te ofrece infinidad de posibilidades, pero tú tienes que
iniciar por creer, que tienes la capacidad y eres la persona indicada para
realizar esa tarea.
Recuerda que fuiste hecho a partir de un molde perfecto, a imagen
y semejanza de Dios.
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