"No son los golpes ni las caídas las que hacen
fracasar al hombre; sino su falta de voluntad para levantarse y seguir adelante."
ANONIMO.
VUELO DEL ALMA
Cuando el
camino se hace cuesta arriba, NO LO DEJES.
Cuando las cosas andan mal como a veces sucede NO
ABANDONES.
Cuando no consigas resultados, y se sumen los problemas, NO TE RINDAS.
Cuando quieras sonreír y sólo puedas suspirar NO TE CAIGAS.
Cuando no consigas resultados, y se sumen los problemas, NO TE RINDAS.
Cuando quieras sonreír y sólo puedas suspirar NO TE CAIGAS.
Cuando la suerte, te sea adversa, y no encuentres fuerzas
para seguir
NO RENUNCIES.
Cuando no encuentres compañeros de lucha, NO TE
APURES.
Hay manos que sostienen las tuyas!
Hay manos que sostienen las tuyas!
Cree y Siente en cada minuto de tu vida, deja que tu
alma " vuele libre " por los jardines hermosos de la confianza en
algo superior que llega donde nuestra visión no puede alcanzar, pero sí nuestro
corazón puede sentir.
Tu alma desea estar libre para darte fuerza y
estímulo!
INTENTA!
Cierra los ojos por algunos minutos y deja tus pensamientos volar por sitios de amor.
Cierra los ojos por algunos minutos y deja tus pensamientos volar por sitios de amor.
No podemos cambiar el mundo, ni quitar todo el dolor
de la tierra, ni tener ya resueltos todos nuestros problemas, pero podemos a
cada
Minuto mirar con ojos del amor a cada cosa.
Si pensamos que todo es pasajero, miraremos con cariño lo negativo que te encamina a la elevación y perfección, y luego observaremos con felicidad el cambio del mal en bien, de tristezas en alegrías.
Lo que hoy nos hace sonreír fueron las cosas que nos hicieron llorar ayer.
Nuestras faltas de hoy también son las alegrías de mañana.
Las personas se van, los amores se pierden en el tiempo, los
Si pensamos que todo es pasajero, miraremos con cariño lo negativo que te encamina a la elevación y perfección, y luego observaremos con felicidad el cambio del mal en bien, de tristezas en alegrías.
Lo que hoy nos hace sonreír fueron las cosas que nos hicieron llorar ayer.
Nuestras faltas de hoy también son las alegrías de mañana.
Las personas se van, los amores se pierden en el tiempo, los
Problemas se solucionan, hasta el mismo sol se va cada noche para renacer
al día siguiente... no te quedes en el medio del camino
porque allá... algo te espera !.
porque allá... algo te espera !.
(autor desconocido)
La perseverancia es
un esfuerzo continuo. Es un valor fundamental en la vida para obtener un
resultado concreto; siempre es gratificante iniciar un proyecto, existe una
gran ilusión, sueños y esperanzas.
Con la perseverancia
se obtiene la fortaleza y esto nos permite no dejarnos llevar por lo fácil y lo
cómodo. Por otro lado, a veces no conocemos realmente a fondo nuestras
capacidades para poder establecer objetivos que realmente podamos alcanzar.
Cualquier meta que
emprendamos, debe de estar acompañada de los medios que vamos a utilizar para
conseguirla, y pensar qué nos hace falta para alcanzarla.
Estas herramientas
son nuestras habilidades, posibilidades y conocimientos, pensar cómo
aplicarlas. La perseverancia requiere sentido común y pensar que tal vez no lo
logremos de inmediato; sin embargo es importante volverlo a intentar, porque la
perseverancia brinda estabilidad, confianza y es un signo de que estamos madurando
o tomando conciencia de nuestra responsabilidad ante las cosas. Necesitamos
estar preparados para enfrentar los retos que el mundo actual presente, con un
compromiso pleno y decidido para cumplir con nuestra vocación con entrega y
espíritu de servicio.
Crónica de un perseverante:
Cuarto de cinco
hermanos.
Su infancia
transcurrió entre apuros económicos y la severidad de su padre.
Hijo de un humilde
carpintero, que probó suerte en infinidad de negocios, sin conseguir nunca
mejorar su maltrecha economía.
Eternamente
menospreciado por su padre.
La necesidad de
trabajar desde muy niño, lo llevo a tener un bajo rendimiento académico.
Con solo 17 años,
falsifica su partida de bautismo y se enrola como soldado en la cruz roja, para
combatir en la primera guerra mundial.
Busca empleo como
dibujante y es contratado como aprendiz en una agencia de publicidad.
Sin trabajo decide
montar junto con un socio una empresa, la cual solo dura un mes, por que
deciden volver a emplearse en un trabajo seguro.
Con una cámara
prestada y un modesto estudio, montado en el garaje de su casa y trabajando por
las noches, produce su primera película de dibujos animados, la cual tiene
buena aceptación.
Deciden probar suerte
nuevamente como empresarios, fracasan de nuevo debido a la quiebre de su
principal cliente, lo cual los lleva a la bancarrota.
A sus veintidós años
decide emigrar a Hollywood, pero ningún estudio quiso contar con sus servicios.
Decide por tercera
vez montar su propio estudio.
Tres años después
sufre un pequeño revés, ya que su principal cliente se queda con los derechos
de un personaje creado por el, este había sido protagonista de varios corto
metrajes.
A raíz de esto
concibe la creación que lo hizo más famoso.
Adicto al trabajo,
para el que robaba muchas horas de sueño, tuvo una seria crisis de salud con
solo treinta años de edad.
Produce las películas
más costosas del cine actual.
Ganador de más de 30
premios Oscar.
Muere sin ver hecho
realidad su gran sueño, un gran parque de diversiones el cual fue llamado
DISNEYLANDIA.
Walter Elias Disney nació el 5 de
diciembre de 1901 en Chicago, Illinois. Cuarto de los cinco hijos que tuvieron
Elias y Flora Disney, su infancia transcurrió entre apuros económicos y bajo la
severidad de su padre, carpintero de profesión, que probó suerte en toda clase
de negocios sin que nunca consiguiera mejorar su maltrecha economía.
Eternamente menospreciado por su padre, Walt creció muy unido a su madre, una
antigua maestra descendiente de alemanes, y a su hermano Roy, ocho años mayor
que él.
En 1906, Elías Disney decidió empezar
una nueva vida en una granja cerca del pequeño pueblo de Marceline, Missouri,
donde Walt descubrió la naturaleza y los animales. También entonces nació su
interés por el dibujo, que compartió con su hermana pequeña, Ruth. Elías Disney
hacía trabajar tan duro a sus hijos en el mantenimiento de la granja que los
dos mayores, Herbert y Raymond, decidieron dejar el hogar para instalarse por
su cuenta otra vez en Chicago.
La precaria situación en que quedó la
familia con la marcha de los dos jóvenes empeoró en el invierno de 1909, cuando
el padre contrajo fiebres tifoideas y la enfermedad le obligó a vender la
granja y a trasladarse a Kansas City, Missouri, donde encontró un empleo como
repartidor de periódicos, tarea en la que Roy y Walt le ayudaban. Ello supuso
un menor rendimiento del pequeño Walt en la escuela, donde nunca fue un alumno
aventajado. Pasados un par de años, Walt, que ocasionalmente ganaba algún
dinero vendiendo sus caricaturas, se matriculó en el Instituto de Arte de
Kansas City, donde aprendió las primeras nociones sobre la técnica del dibujo.
En aquellos años de su adolescencia descubrió el cine, un invento que le
apasionó desde el primer momento.
En 1917, cinco años después de que Roy
Disney abandonara también el hogar paterno, Elías Disney se trasladó con su
mujer y sus dos hijos pequeños de nuevo a Chicago, donde probó suerte montando
una pequeña fábrica de mermelada. En la primavera de 1918, Walt, con sólo
diecisiete años, falsificó su partida de nacimiento y se enroló como soldado en
la Cruz Roja para combatir en la Primera Guerra Mundial. Llegó a Europa cuando
ya había paz, pero estuvo destinado en Francia y Alemania hasta septiembre de
1919. Una vez licenciado, se fue a vivir con su hermano Roy a Kansas City,
donde buscó empleo como dibujante.
Su sueño era convertirse en un artista
del Kansas City Star, el diario que había repartido en su infancia, pero
encontró trabajo como aprendiz en una agencia de publicidad, la Pesmen-Rubin
Commercial Art Studio. Con un sueldo de 50 dólares al mes, en aquel empleo
conoció a Ubbe Iwerks, un joven de su misma edad y excepcionalmente dotado para
el dibujo, con el que entabló amistad. Cuando los dos se quedaron sin trabajo
montaron su propia compañía, la Iwerks-Disney Commercial Artists. La empresa
duró apenas un mes, ya que Walt prefirió aceptar un empleo seguro, aunque
convenció a sus nuevos jefes para que contrataran a Iwerks. En aquel trabajo
ambos aprendieron las técnicas, todavía muy rudimentarias, de la animación
cinematográfica.
Inquieto e innovador por naturaleza,
Disney pidió una cámara prestada y montó un modestísimo estudio en el garaje de
su casa, en el que con la ayuda de Iwerks y trabajando por las noches,
produjeron su primera película de dibujos animados. El filme tuvo aceptación y
consiguieron nuevos encargos hasta que Disney, que todavía no había cumplido
los veintiún años de edad, convenció a Iwerks para que volvieran a probar
suerte como empresarios con una compañía a la que llamaron Laugh-O-Gram Films.
Con una producción basada en cuentos tradicionales, las cosas les fueron bien
hasta que la quiebra de su principal cliente los arrastró también a la
bancarrota.
En 1923, después de intentar
inútilmente remontar el bache, Disney emigró a Hollywood. La floreciente
industria cinematográfica había convertido a Hollywood en una tierra de
promisión. Disney creyó que con su experiencia como cámara obtendría trabajo de
director, pero ningún estudio quiso contar con sus servicios, por lo que
decidió volver a montar su propia empresa con su hermano Roy como socio. El 16
de octubre de 1923, la Disney Brothers Studio firmó su primer contrato
importante, pero todavía insuficiente para hacer frente a sus dificultades
financieras. Ya entonces, Walt puso de manifiesto lo que después sería una
constante en su compañía: que era capaz de recurrir a cualquier estratagema
para sacar el negocio adelante. En 1924, Ubbe Iwerks se unió a ellos y Walt
pudo dejar de trabajar como animador para dedicarse al área para la que siempre
estuvo más capacitado: la creación de personajes y argumentos y la dirección.
El 13 de julio de 1925, tres meses
después de que su hermano Roy se casara, Disney contrajo matrimonio con Lillian
Bounds, una joven empleada de su estudio, con la que tuvo dos hijas: Diane
Marie, nacida el 18 de diciembre de 1933 cuando el matrimonio ya descartaba que
pudieran tener descendencia, y Sharon Mae, a la que adoptaron en 1936. En la
primavera de 1926, y después de haber tenido que cambiar de local porque la
compañía crecía, los dos hermanos cambiaron el nombre de su empresa, que pasó a
llamarse Walt Disney Studio. Pero el estudio sufrió un importante revés cuando
su principal cliente se quedó con los derechos del conejo Oswald, un personaje
creado por Disney que había protagonizado diversos cortometrajes.
Con la determinación de eliminar en lo
sucesivo los intermediarios, Disney concibió durante un viaje en tren de
Hollywood a Nueva York a Mortimer, un ratoncito rebautizado luego con el nombre
de Mickey por sugerencia de su esposa y al que Iwerks dio forma. Así lo contó
Disney, pero, en realidad, la paternidad de Mickey Mouse ha sido siempre motivo
de polémica, y actualmente tiende a atribuirse el propio Iwerks. En octubre de
1928, cuando Disney buscaba distribuidor para las dos películas que había
producido con Mickey Mouse como protagonista, se proyectó el primer filme del
cine sonoro. Adelantándose a otros productores que creyeron pasajera aquella
innovación, Walt se apresuró a incorporar el sonido a una tercera película de
Mickey, Willie en el barco de vapor (1928). Buen imitador de voces y
acentos, Disney hizo que el ratoncillo y su novia, Minnie, hablaran con su
propia voz para abaratar costes. La película, estrenada el 18 de noviembre de
1928 en un teatro de Nueva York, obtuvo un rotundo éxito de público y crítica.
En 1929, con su excepcional sexto
sentido para los negocios, autorizó que varias compañías reprodujeran en sus
productos la imagen de Mickey Mouse, al que incorporaron guantes y zapatos
blancos para evitar que manos y pies desaparecieran sobre fondos oscuros. El 13
de enero de 1930 empezó a publicarse una viñeta del popular personaje (con
Disney como guionista e Iwerks como dibujante) en varios periódicos de Estados
Unidos, y ese mismo año se editó un libro de dibujos de Mickey que fue
reeditado en numerosas ocasiones.
Adicto al trabajo, para el que robaba
muchas horas de sueño, Disney tuvo una seria crisis de salud que le obligó, a
finales de 1931 y cuando el club de Mickey Mouse ya tenía un millón de
miembros, a tomarse unas largas vacaciones con su esposa.
Con Mickey Mouse como buque insignia de
una compañía en alza, Disney creyó que no debía dormirse en los laureles ni
aburrirse haciendo sólo películas del famoso ratoncillo, que en 1932 le supuso
el primero de los Oscar que recibiría durante su carrera. Respaldado por un
equipo de excelentes dibujantes e ilustradores, desplegó todo su espíritu
creativo en la primera serie de sus Sinfonías tontas (1932). Realizados
en technicolor, los diversos cortometrajes que componían esta producción
significaron en su época un experimento sobre el uso expresivo del color. En
noviembre de aquel mismo año, el estudio Disney se convirtió en el primero que
tuvo su propia escuela de dibujantes y animadores.
Un año más tarde, el 27 de mayo de 1933,
estrenó la sinfonía tonta que hacía el número treinta y seis y que iba a tener
un éxito inesperado: Los tres cerditos. Sin pretenderlo, su famosísima
canción ¿Quién teme al lobo feroz? se convirtió en un canto de esperanza
para millones de norteamericanos que intentaban no ser devorados en la vida
real por la Gran Depresión. En 1934, cuando su estudio contaba con 187
personas, nació el pato Donald, un personaje de carácter irascible y perverso,
que vino a sumarse a los perros Pluto y Goofy.
Cuando ya se había hecho un nombre en
la industria de Hollywood, Walt Disney emprendió una iniciativa arriesgada y
sin precedentes: producir el primer largometraje de dibujos animados de la
historia del cine. Blancanieves y los siete enanitos (1937) demostró no
sólo que Disney y su equipo eran unos virtuosos de la animación, sino que los
dibujos animados podían ser todo un género cinematográfico. La película recaudó
cuatro millones de dólares, todo un récord para la época, pero dejó endeudado a
Disney hasta 1961 por culpa de la amortización de los créditos que tuvo que
pedir, ya que el presupuesto inicial de 500.000 dólares de la película había
acabado triplicándose.
En Blancanieves y los siete enanitos
se utilizó por primera vez la cámara multiplano, capaz de sugerir profundidad
de campo gracias a un ingenioso sistema de superposición de cinco láminas
filmadas en un mismo plano para simular lejanía, y un nuevo sistema de
technicolor. La película fue el primer ejemplo de que el cine de animación de
la escuela Disney tenía un sólido procedimiento narrativo, en el que los
personajes humanos eran descritos a partir de la «mirada» de los animales
humanizados o de los seres fantásticos. También quedó patente en el filme el
gusto de Disney por lo tenebroso y su estilo de sugerir más que de mostrar
abiertamente el terror.
La década de los cuarenta fue un
período de gran actividad en la Disney, caracterizado tanto por la
consolidación del estilo iniciado con Blancanieves y los siete enanitos
como por la contradicción que Walt sentía entre su tendencia artística a la
innovación y al riesgo y la necesidad de atender a un mercado nada dado a las
novedades y los experimentos. Reflejo de ello fue la tibia respuesta del
público a las siguientes películas salidas de su «factoría» de sueños. Pinocho
(1940), considerada como una de las piezas maestras del cine de animación por
los críticos y en la que se invirtieron 2.600.000 dólares, fue un desastre
comercial.
Lo mismo sucedió con Fantasía
(1940), que costó 2.300.000 dólares. En ella dibujantes y animadores combinaron
las evoluciones de los personajes de dibujos animados con la música de
Stravinski, Dukas, Beethoven, Ravel, Bach o Chaikowski. Considerada una obra
maestra por unos y una insultante caricatura de la música clásica por otros, Fantasía
no fue la «obra total» que Walt Disney había imaginado y deseado. Estos
fracasos comerciales abrieron una importante brecha económica en la empresa,
paliada poco después por los éxitos consecutivos de Dumbo (1941) y Bambi
(1942).
Después del sketch sobre La danza de
las horas, de Ponchielli, que codirigió con Norman Ferguson en Fantasía
utilizando el seudónimo de T. Hee, Walt Disney abandonó el campo de la
realización para dedicarse casi en exclusividad a la tarea de dirigir el
incipiente imperio cinematográfico en el que se había convertido la empresa que
tan modestamente había iniciado quince años antes. El 6 de mayo de 1940
finalizó la construcción de sus nuevos estudios en Burbank, que le granjearon
el sobrenombre de «Mago de Burbank».
Diseñados por él mismo con el objetivo
de facilitar el trabajo de sus empleados, aquellos estudios contaban con veinte
grandes edificios, separados por calles a las que se les puso el nombre de sus
personajes. La plantilla de la empresa rondaba los 2.000 empleados, a los que
Disney exigía un alto nivel de creatividad y producción a cambio de salarios
muy bajos, aunque nunca reparó en gastos a la hora de hacer sus películas y
siempre llevó personalmente una vida privada sin lujos ni ostentaciones.
En agosto de 1948 hizo un viaje con su
hija Sharon para filmar imágenes en Alaska, y con el material realizó la serie
de cortos titulados Aventuras de la vida real. Su hermano Roy se opuso
al proyecto (para entonces estaban ya tan distanciados que sólo se veían
después de pedir cita a sus respectivas secretarias) y auguró un incierto
destino a este tipo de documentales. Se equivocó, ya que el primero de ellos,
titulado La isla de las focas (1948), no sólo resultó rentable, sino que
fue premiado con un Oscar en la categoría de cortometrajes.
Prácticamente finalizada la década de
los cuarenta, Disney recibió una interesante propuesta de Howard Hughes: un
crédito sin intereses de un millón de dólares a cambio de su ayuda en un
terreno (el sector cinematográfico) que el multimillonario tejano no conocía y
en el que quería invertir. Con aquel dinero, Disney puso en marcha 18 nuevos
proyectos, entre ellos Cenicienta (1950), Alicia en el país de las
maravillas (1951) y Peter Pan (1953). Tras una costosísima incursión
en el cine futurista con 20.000 leguas de viaje submarino (1954), volvió
a proyectos más baratos y que sintonizaran con el orgullo de ser
norteamericano. Para entonces, su compañía ya no era la reina de los dibujos
animados. La Warner Brothers empezaba a hacerle una seria competencia con la
estrella de su serie Looney Tunes, Bugs Bunny. Aquel conejo era el
contrapunto del cándido, apolítico y asexuado Mickey Mouse, que a principios de
los años cincuenta vivió sus momentos más bajos de popularidad, aunque siguió
siendo el personaje preferido de Disney y el emblema de su imperio.
En 1953, después de ganar un nuevo
Oscar al mejor documental con El desierto viviente, inició
conversaciones con la cadena televisiva ABC para ceder la emisión de sus
películas al nuevo invento. A diferencia de otros productores de Hollywood, que
la consideraban una amenaza, Disney creyó que la televisión era un excelente
medio de difundir sus productos. Un año después inició la realización de filmes
específicamente para televisión, la parte de su producción artística más
denostada por los críticos. Críticas que también le lloverían años después con Mary
Poppins (1964), su primer largometraje con sólo actores reales. Pero a
Disney no le importaron, porque esas películas le daban el dinero que
necesitaba para hacer realidad un proyecto que acariciaba desde hacía tiempo:
construir un enorme parque de atracciones basado en sus personajes.
Adicto al trabajo y perfeccionista, el
productor cinematográfico diseñó hasta el último detalle de Disneyland, que
abrió sus puertas el 17 de julio de 1955 en Anaheim, California. Este parque,
con una extensión de 120 hectáreas, costó 17 millones de dólares, y Main Street
USA, su calle principal por donde transitaban cientos de actores disfrazados de
personajes, recreaba a la perfección la calle mayor de Marceline, el pueblo
donde vivió su infancia Disney, que aquel verano de 1955 ya era abuelo del
primero de los diez nietos que tuvo.
Multimillonario y galardonado con
veintinueve Oscars, en la década de los sesenta se había consolidado como uno
de los personajes más conocidos y queridos de todo el mundo, pero su salud
flaqueaba, y todo su imperio entró en una lucha por la sucesión. Fumador
empedernido y aficionado al alcohol, murió el 15 de diciembre de 1966 en Los
Ángeles, California, víctima de un cáncer de pulmón, después de haber
supervisado los esbozos de Disney World, parque temático al estilo de
Disneyland pero más enfocado hacia los adultos, que abriría sus puertas en 1971
en Orlando, Florida (en 1983, la compañía inauguró en Japón el Tokio Disneyland
y en 1992 abrió sus puertas el Euro Disney de París).
El «Mago de Burbank» había fallecido
sin llegar a ver terminado El libro de la selva (1967), la segunda
película más comercial de Disney desde los tiempos de Blancanieves y que
dirigió Wolfgang Reitherman, quien asumió la producción de los largos de
animación disneyanos hasta 1981. Después de años de mucha producción y pocos
éxitos destacables, los estudios Disney volvieron a ser los reyes del género de
dibujos animados con La bella y la bestia (1991), Aladdin (1992)
y El Rey León (1994). Con el fallecimiento de Disney, entraba en la
leyenda uno de los nombres fundamentales de la cultura popular del siglo XX.
Con variada fortuna, tratarían de sustituirle figuras tan dispares como su
hermano Roy O. Disney, su sobrino Roy E. Disney y su yerno Ron Miller. Pero
sólo el productor ejecutivo Michael Eisner demostró ser un digno sucesor suyo.
Este es un claro ejemplo de constancia,
renovación e innovación permanentes. Nunca te conformes con el resultado
obtenido, eso podría ser el inicio de tu fracaso.
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Dios los bendiga