viernes, 9 de marzo de 2012

ESO ES IMPOSIBLE DE LOGRAR





Cuenta John Maxwell en su libro “Mapa para alcanzar el éxito” que por décadas, corredores entusiastas declararon enfáticamente que nadie podría romper la milla de cuatro minutos. Por décadas, esta predicción parecía cierta. Roger Bannister no escuchó tales suposiciones limitantes. Resultado: Rompió la «imposible» milla de cuatro minutos. Hoy en día, por lo menos 336 hombres han roto esa marca. No se dejaron limitar por las expectaciones de otros.
Recuerde: Otros pueden detenerlo temporalmente, pero usted es el único que puede hacerlo permanentemente.

Reseña de un imposible
Los profesionales:
El primer registro no oficial para la carrera de la milla tuvo lugar en Londres. El registro, 4.28 minutos, a cargo del corredor profesional Charles Westhall. 1.852
Los primeros atletas profesionales en correr por debajo de los 4.20 minutos, fueron William Lang y William Richards los cuales hicieron un “empate”, 4.17 minutos. 1865
La lista de los profesionales se cerró con el corredor Walter G. George. En la ciudad de Londres. Este atleta corrió la milla en 4.12 minutos. 1886
Los aficionados o amateurs:
La lista inicia con el millero Cadet Marshall, corrió la distancia en 4.52 minutos, derrotando a 30 corredores con una ventaja de 30 Yardas, 1.852
El primer corredor aficionado que superó la barrera de los 4.30 minutos fue Walter Chinerry. Corrió la milla en 4.28 minutos, 1868
El primero en superar el registro de los 4.20 minutos, fue el ya nombrado Walter George, quien siendo todavía atleta amateur, corrió la milla en 4.19 minutos. Londres 1882
El último atleta que corrió no oficialmente la milla mientras todavía no se había fundado la IAAF fue el norteamericano John Paul Jones, quien hizo 4.15 minutos, 1911
Era de la I.A.A.F:
Fue precisamente John Paul Jones quien estableció el primer récord mundial de la milla en carácter oficial con un registro de 4.14 minutos, 1.913 en Massachusetts.
Este registro fue superado por otro norteamericano, Norman Taber nuevamente en Massachusetts. Su registro fue de 4.12 minutos en 1915, dos años después.
El récord del mundo pasó a Europa. Efectivamente, fue nada menos que el “finlandés volador” Paavo Nurmi, quien en la ciudad de Estocolmo registró 4.10 minutos en 1.923
El primer atleta en superar la barrera de los 4.10 minutos fue el Frances Jules Ladoumegue. En Paris, su registro 4.09 minutos, 1931
La marca pasaría dos años después al atleta Neozelandes Jack Lovelock, quien registro en una competencia en Princenton 4.07 minutos en 1.933
Un año más tarde, en 1934, la marca es superada por un corredor norteamericano, Glenn Cunningham, quien en la misma ciudad de Princeton descontó la milla en 4.06.8 minutos.
Este registro duró tres años puesto que el medio fondista inglés, Sydney Wooderson, en 1937, mejoró el récord solo en dos milésimas con un registro de 4.06.4 minutos.
Después de este registro, el record de la milla permaneció como “dormido” durante unos cinco años. En efecto, a partir de 1.942 hasta 1.945 los corredores Gunder Hägg y Arne Andersson superaron sus registros nada menos que seis veces. 1.942 4.06.2; en el mismo años logran 4.04; en 1.943 4.02; en 1.944 4.01.6; en 1.945 4.01.4
En vista de los registros de Hägg y Andersson, hubo mucha expectativa en cuanto a quién superaría la mágica barrera de los cuatro minutos en el recorrido de los 1609.36 metros. De ello se encargó un joven estudiante de medicina de la Universidad de Oxford, Roger Bannister. Él fue el que se encargó de desmentir lo que muchos daban por sentado que esta barrera era insuperable. Sin embargo el 06.05 de 1954, con un excelente desarrollo táctico descontó la milla en 3.59.4
Lo interesante fue el anuncio del resultado de esta carrera. El público presente estuvo conteniendo el aliento en espera del tiempo realizado por Bannister. Hasta que finalmente se hizo el anuncio mediante el señor Norris McWirter:
    "... estimados señoras y señores: he aquí el resultado del 9no. evento, la milla: primero, el número 41, Roger Bannister de la Amateur Athletic Association, antiguamente colegio Exeter y Merton, con un tiempo que se constituye como nuevo récord de pista, y estando sujeto a confirmación se constituye también nuevo Récord Británico, Europeo, del Imperio Británico y Récord Mundial: el tiempo es de tres minutos......"
El resto no pudo ser escuchado por nadie dada la explosión de algarabía del público presente; ya no interesaba que había después del "tres minutos" dado que cualquier tiempo "venía bien". Era suficiente el no escuchar "cuatro minutos...." puesto que ello hubiera producido un verdadero desencanto, por más que se hubiera batido el récord de Hägg por encima de los 4 minutos.
La hazaña de Bannister pasó a ser conocida como la "milla milagro", ya que algunos dudaban de que fuera posible cubrir esa distancia en menos de 4 minutos. Sin embargo esto formaba parte del mito que rodeaba a esta prueba, propagado por los periodistas y comentaristas deportivos, y se debía más a ser un "número redondo" que a un análisis técnico detallado. De hecho la nueva marca solo mejoraba en 2 segundos el récord mundial anterior que estaba en poder del sueco Gunder Hägg desde hacía nueve años.
Durante más de cinco décadas de competencia olímpica, ningún atleta había podido acercarse a la marca impuesta en 1903 para la carrera de la milla. Harry Andrews, entrenador olímpico del equipo británico había profetizado: "el récord de la milla de 4 minutos, 12.75 segundos, nunca será superado".
Existían aún menos posibilidades de correr algún día dicha carrera en menos de cuatro minutos. De acuerdo a muchos, esa era una hazaña imposible de realizar.
Los atletas escuchaban de los "expertos" una multitud de razones que respaldaban la
afirmación hecha por Andrews. Inclusive la comunidad médica advertía a los atletas sobre los peligros asociados con intentar la absurda proeza de correr una milla en menos de cuatro minutos.
Como resultado de esta creencia, en los siguientes cincuenta años los mejores atletas del mundo llegaron muy cerca de este récord, pero ninguno logró superarlo. ¿Por qué? Porque los médicos habían dicho que era imposible. Los científicos opinaban lo mismo y afirmaban que el cuerpo no soportaría tal esfuerzo y que el corazón literalmente podría explotar.
Todo cambió el día en que el joven corredor británico Roger Bannister hizo un anuncio
público: Él correría la milla en menos de cuatro minutos. En realidad, la decisión de lograr tal hazaña era algo que le venía dando vueltas en su cabeza desde dos años atrás. En 1951, Roger había capturado el título británico en la carrera de la milla y sintió que estaba preparado para la competencia olímpica. Infortunadamente, cambios de último minuto en el horario de las competencias de los Juegos Olímpicos de 1952 lo forzaron a competir sin suficiente descanso entre sus dos eventos y terminó en cuarto lugar. Como era de esperarse, el joven atleta debió soportar todas las críticas de la prensa deportiva británica quien culpó su estilo de entrenamiento poco ortodoxo por su pobre actuación.
Al escuchar esto, el joven atleta resolvió reivindicar su nombre anunciando públicamente
Que rompería la aparentemente imposible barrera de los cuatro minutos. Todo el mundo pensó que había perdido la razón, desde la prensa deportiva hasta la comunidad médica.
Su oportunidad llegó el seis de mayo de 1954, después de varias caídas y decepciones. En la Universidad de Oxford, Roger logró lo imposible; corrió la milla en menos de cuatro minutos y sobrevivió. El mito se había roto.
Cuando esta noticia le dio la vuelta al mundo algo sorprendente sucedió. En menos de un año, 37 atletas ya habían superado esta misma marca. El siguiente año, más de 300 atletas registraron marcas por debajo de los cuatro minutos. Hoy, inclusive estudiantes de escuela secundaria rompen con facilidad la marca de los cuatro minutos para la carrera de la milla.
Cuando le preguntaron a Bannister cómo era posible que tantas personas hubiesen aprendido a correr tan rápido en tan poco tiempo, él respondió: "Nada de esto ocurrió porque de repente el ser humano se hubiese convertido en un ser más rápido, sino porque entendió que no se trataba de una imposibilidad física sino de una barrera mental". Lo único que hicieron estos atletas fue desalojar de su mente las creencias limitantes que los habían detenido para utilizar su verdadero potencial durante más de cinco décadas.
Quiero recordarte que muchas competencias se han perdido sin haberse iniciado, por que el protagonista está convencido que ese record vigente es imposible de superarse. Gracias a Dios hay “sordos” como Bannister, que no escucharon estas palabras.
Según Napoleón I “Lo imposible es el fantasma de los tímidos y el refugio de los cobardes”.

AUNQUE NO SEAS UN ARTISTA
Aunque no escribas libros, eres el escritor de tu vida.
Aunque no seas Miguel Ángel, puedes hacer de tu vida una obra maestra.
Aunque no entiendas de cine, ni de cámaras, tu existencia puede transformarse en un film primoroso con Dios de productor.
Aunque cantes desafinado, tu existencia puede ser una linda canción, que cualquier afamado compositor envidiaría.
Aunque no entiendas de música, tu vida puede ser una magnífica sinfonía que los clásicos respetarían.
Aunque no hayas estudiado en una escuela de comunicaciones tu vida puede transformarse en un reportaje modelo.
Aunque no tengas gran cultura puedes cultivar la sabiduría de la caridad.
Aunque tu trabajo sea humilde, puedes convertir tu día en oración.
Aunque tengas cuarenta, cincuenta, sesenta o setenta años, puedes ser joven de espíritu.
Aunque las arrugas ya marquen tu rostro, vale más tu belleza interior.
Aunque tus pies sangren en los tropiezos y piedras del camino, tu rostro puede sonreír.
Aunque tus manos conserven las cicatrices de los problemas y de las incomprensiones, tus labios pueden agradecer.
Aunque las lágrimas amargas recorran tu rostro, tienes un corazón para amar.
Aunque no lo comprendas, en el cielo tienes reservado un lugar.

Todo, todo... depende de tu confianza en Dios y de tu empeño en ser digno hijo suyo.

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Dios los bendiga