viernes, 27 de abril de 2012

PERDON Y OLVIDO

                                     " El perdón cae como lluvia suave
                                       desde el cielo a la tierra. Es dos
                                       veces bendito; bendice al que lo
                                       da y al que lo recibe."





                                                    William Shakespeare

Una vez cerrada la puerta del pasado hay que darle oportunidad a sanar las heridas.
Esto es algo que debemos aprender a hacer todos los días... ¡si! Así es. ¡Todos los días!
Porque ayer ya forma parte de nuestro pasado, aquello con lo cual no podemos hacer nada para esta hora del día, tanto así que el momento cuando iniciaste a leer este párrafo, pertenece al pasado.


Ya sobre las cosas del pasado, hace mucho tiempo perdiste el control, ya no puedes hacer nada, sobre el futuro, eventualmente podrías tratar de evitar volver a equivocarte, de tal forma que en el presente, en el ahora, en las cosas que están sucediendo, podrías controlarlas y depende de ti.

La Biblia nos enseña un pasaje muy interesante en el Génesis sobre el perdón:

"José, siendo de edad de diez y siete años apacentaba las ovejas con sus hermanos; y el joven estaba con los hijos de Bilha, y con los hijos de Zilpa, mujeres de su padre: y noticiaba José á su padre la mala fama de ellos.    Y amaba Israel á José más que á todos sus hijos, porque le había tenido en su vejez: y le hizo una ropa de diversos colores.      Y viendo sus hermanos que su padre lo amaba más que á todos sus hermanos, le aborrecían, y no le podían hablar pacíficamente.  Y soñó José un sueño y le contó á sus hermanos; y ellos vinieron á aborrecerle más todavía.  Y él les dijo: Oíd ahora este sueño que he soñado:  He aquí que atábamos manojos en medio del campo, y he aquí que mi manojo se levantaba, y estaba derecho, y que vuestros manojos estaban alrededor, y se inclinaban al mío. Y respondiéronle sus hermanos: ¿Has de reinar tú sobre nosotros, ó te has de enseñorear sobre nosotros? Y le aborrecieron aún más á causa de sus sueños y de sus palabras.   Y soñó aún otro sueño, y contólo á sus hermanos, diciendo: He aquí que he soñado otro sueño, y he aquí que el sol y la luna y once estrellas se inclinaban á mí. Y contándole á su padre y á sus hermanos: y su padre le reprendió, y dijo: ¿Qué sueño es este que soñaste? ¿Hemos de venir yo y tu madre, y tus hermanos, á inclinarnos á ti á tierra?  Y sus hermanos le tenían envidia, mas su padre paraba la consideración en ello.   Y fueron sus hermanos á apacentar las ovejas de su padre en Sichêm.     Y dijo Israel á José: Tus hermanos apacientan las ovejas en Sichêm: ven, y te enviaré á ellos. Y él respondió: Heme aquí.   Y él le dijo: Ve ahora, mira cómo están tus hermanos y cómo están las ovejas, y tráeme la respuesta. Y lo envió del valle de Hebrón, y llegó á Sichêm.   Y hallándole un hombre, andando él perdido por el campo, y pregunto aquel hombre, diciendo: ¿Qué buscas?  Y él respondió: Busco á mis hermanos: te ruégo que me muestres dónde pastan.  Y aquel hombre respondió: Ya se han ido de aquí; yo les oí decir: Vamos á Dothán. Entonces José fue tras de sus hermanos, y los halló  en Dothán.  Y como ellos lo vieron de lejos, antes que cerca de ellos llegara, proyectaron contra él para matarle. Y dijeron el uno al otro: He aquí viene el soñador;  Ahora pues, venid, y matémoslo y echémosle en una cisterna, y diremos: Alguna mala bestia le devoró: y veremos qué serán sus sueños. Y como Rubén oyó esto, lo libró  de sus manos y dijo: No lo matemos.   Y les dijo Rubén: No derraméis sangre; echadlo en esta cisterna que está en el desierto, y no pongáis mano en él; por librarlo así de sus manos, para hacerlo volver á su padre. Y sucedió que, cuando llegó José á sus hermanos, ellos hicieron desnudar á José su ropa, la ropa de colores que tenía sobre sí;  Y tomándolo, le echaron en la cisterna; mas la cisterna estaba vacía, no había en ella agua.  Y sentándose á comer pan: y alzando los ojos miraron, y he aquí una compañía de Ismaelitas que venía de Galaad, y sus camellos traían aromas y bálsamo y mirra, é iban á llevarlo á Egipto.    Entonces Judá dijo á sus hermanos: ¿Qué provecho el que matemos á nuestro hermano y encubramos su muerte?    Venid, y vendámosle á los Ismaelitas, y no sea nuestra mano sobre él; que nuestro hermano es nuestra carne. Y sus hermanos acordaron con él. Y como pasaban los Madianitas mercaderes, sacaron ellos á José de la cisterna, y lo trajeron arriba, y le vendieron á los Ismaelitas por veinte piezas de plata. Y llevaron á José á Egipto.   Fue así como José llego esclavo a Egipto, sus hermanos le mintieron a su padre y le hicieron creer que esta había sido devorado por una fiera en el desierto.
José pudo seguido a esto deprimirse como consecuencia de ser rechazado y vendido por la mano de sus hermanos, pudo haberse llenado de rencor contra sus hermanos, pero por el contrario decidió seguir adelante y labrase un futuro prospero, aun en su condición de extraditado y arrancado del lado de sus padres y familia.

Y llevado José á Egipto, lo compró Potiphar, eunuco de Faraón, capitán de los de la guardia, varón Egipcio, de mano de los Ismaelitas que lo habían llevado allá. Mas Jehová fué con José, y fué varón prosperado: y estaba en la casa de su señor el Egipcio.  Y vio su señor que Jehová era con él, y que todo lo que él hacía, Jehová lo hacía prosperar en su mano. Así halló José gracia en sus ojos, y le servía ; y él le hizo mayordomo de su casa, y entregó en su poder todo lo que tenía. Y aconteció que, desde cuando le dio el encargo de su casa, y de todo lo que tenía, Jehová bendijo la casa del Egipcio á causa de José; y la bendición de Jehová fue sobre todo lo que tenía, así en casa como en el campo. Como consecuencia de la interpretación de un sueño que tuvo el Faraón, Y dijo Faraón á José: Pues que Dios te ha hecho saber todo esto, no hay entendido ni sabio como tú:   Tú serás sobre mi casa, y por tu dicho se gobernará todo mi pueblo: solamente en el trono seré yo mayor que tú.  Dijo más Faraón á José: He aquí yo te he puesto sobre toda la tierra de Egipto.  Entonces Faraón quitó su anillo de su mano, y lo púso en la mano de José, y le hizo vestir de ropas de lino finísimo, y puso un collar de oro en su cuello; E hízolo subir en su segundo carro, y pregonaron delante de él: Doblad la rodilla: y lo puso sobre toda la tierra de Egipto.  Y dijo Faraón á José: Yo Faraón; y sin ti ninguno alzará su mano ni su pie en toda la tierra de Egipto. De esta forma le fue dada total autoridad a José. E hizo la tierra en aquellos siete años de hartura á montones.  Y él juntó todo el mantenimiento de los siete años que fueron en la tierra de Egipto, y guardó mantenimiento en las ciudades, poniendo en cada ciudad el mantenimiento del campo de sus alrededores. Y acopió José trigo como arena de la mar, mucho en extremo, hasta no poderse contar, porque no tenía número. Y se cumpliéron los siete años de la hartura, que hubo en la tierra de Egipto.  Y comenzaron á venir los siete años del hambre, como José había dicho: y hubo hambre en todos los países, mas en toda la tierra de Egipto había pan. Fue así, como los hermanos de José son enviados por su padre a Egipto a conseguir alimentos, Y José era el señor de la tierra, que vendía á todo el pueblo de la tierra: y llegaron los hermanos de José, é inclináronse á él rostro por tierra. Y José como vió á sus hermanos, conociólos; mas hizo que no los conocía, y hablóles ásperamente, y les dijo: ¿De dónde habéis venido? Ellos respondieron: De la tierra de Canaán á comprar alimentos. José, pues, conoció á sus hermanos; pero ellos no le conocieron. En este momento José pudo haberle cobrado a sus hermanos, todas las afrentas que contra el habían tenido, pero por el contrario NO podía ya José contenerse delante de todos los que estaban al lado suyo, y clamó: Haced salir de conmigo á todos. Y no quedó nadie con él, al darse á conocer José á sus hermanos. Entonces se dio á llorar á voz en grito; y oyeron los Egipcios, y oyó también la casa de Faraón. Y dijo José á sus hermanos: Yo soy José: ¿vive aún mi padre? Y sus hermanos no pudieron responderle, porque estaban turbados delante de él. Entonces dijo José á sus hermanos: Llegaos ahora á mí. Y ellos se llegaron. Y él dijo: Yo soy José vuestro hermano el que vendisteis para Egipto. Ahora pues, no os entristezcáis, ni os pese de haberme vendido acá; que para preservación de vida me envió Dios delante de vosotros:    Que ya ha habido dos años de hambre en medio de la tierra, y aun quedan cinco años en que ni habrá arada ni siega. Y Dios me envió delante de vosotros, para que vosotros quedaseis en la tierra, y para daros vida por medio de grande salvamento.  Así pues, no me enviasteis vosotros acá, sino Dios, que me ha puesto por padre de Faraón, y por señor de toda su casa, y por gobernador en toda la tierra de Egipto. Daos prisa, id á mi padre y decidle: Así dice tu hijo José: Dios me ha puesto por señor de todo Egipto; ven á mí, no te detengas:  Y habitarás en la tierra de Gosén, y estarás cerca de mí, tú y tus hijos, y los hijos de tus hijos, tus ganados y tus vacas, y todo lo que tienes. Y allí te alimentaré, pues aun quedan cinco años de hambre, porque no perezcas de pobreza tú y tu casa, y todo lo que tienes.

Cuando tu decides llenarte de rencor sufrirás mas que los demás, por lo tanto recurre al perdón y olvido, y recuerda: El perdón cae como lluvia suave desde el cielo a la tierra. Es dos veces bendito; bendice al que lo da y al que lo recibe.

Dios olvido tus pecados, los hecho al fondo del mar y no los recuerda nunca mas...tu que estas esperando para hacer lo mismo.




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Dios los bendiga