lunes, 23 de abril de 2012

MULTIPLICACION COMO RESULTADO DE LA OBEDIENCIA.


                                         "Mira, yo he puesto delante de ti hoy la vida
                         y el bien, la muerte y el mal; porque yo
                         te mando hoy que ames a Jehová tu Dios,
                         que andes en sus caminos, y guardes
                         sus mandamientos, sus estatutos y sus
                         decretos, para que vivas y seas multiplicado,
                         y Jehová tu Dios te bendiga en la tierra a la
                         cual entras para tomar posesión de ella".

                                             Deuteronomio 30:15-16

 
Como lo confirma el versículo anterior, el resultado de la obediencia a Dios, sera la multiplicación.

A continuación te mostrare algunos pasajes donde esto se cumple cabalmente:

Una mujer, de las mujeres de los hijos de los profetas, clamó a Eliseo, diciendo: Tu siervo mi marido ha muerto; y tú sabes que tu siervo era temeroso de Jehová; y ha venido el acreedor para tomarse dos hijos míos por siervos.
     Y Eliseo le dijo: ¿Qué te haré yo? Declárame qué tienes en casa. Y ella dijo: Tu sierva ninguna cosa tiene en casa, sino una vasija de aceite.
     El le dijo: Ve y pide para ti vasijas prestadas de todos tus vecinos, vasijas vacías, no pocas.
      Entra luego, y enciérrate tú y tus hijos; y echa en todas las vasijas, y cuando una esté llena, ponla aparte.
      Y se fue la mujer, y cerró la puerta encerrándose ella y sus hijos; y ellos le traían las vasijas, y ella echaba del aceite.
     Cuando las vasijas estuvieron llenas, dijo a un hijo suyo: Tráeme aún otras vasijas. Y él dijo: No hay más vasijas. Entonces cesó el aceite.
      Vino ella luego, y lo contó al varón de Dios, el cual dijo: Ve y vende el aceite, y paga a tus acreedores; y tú y tus hijos vivid de lo que quede.

                                               2 Reyes 4: 1-7


Estaban juntos Simón Pedro, Tomás llamado el Dídimo, Natanael el de Caná de Galilea, los hijos de Zebedeo, y otros dos de sus discípulos.
      Simón Pedro les dijo: Voy a pescar. Ellos le dijeron: Vamos nosotros también contigo. Fueron, y entraron en una barca; y aquella noche no pescaron nada.
      Cuando ya iba amaneciendo, se presentó Jesús en la playa; mas los discípulos no sabían que era Jesús.
      Y les dijo: Hijitos, ¿tenéis algo de comer? Le respondieron: No.
      El les dijo: Echad la red a la derecha de la barca, y hallaréis. Entonces la echaron, y ya no la podían sacar, por la gran cantidad de peces.
      Entonces aquel discípulo a quien Jesús amaba dijo a Pedro: !!Es el Señor! Simón Pedro, cuando oyó que era el Señor, se ciñó la ropa (porque se había despojado de ella), y se echó al mar.
      Y los otros discípulos vinieron con la barca, arrastrando la red de peces, pues no distaban de tierra sino como doscientos codos.
      Al descender a tierra, vieron brasas puestas, y un pez encima de ellas, y pan.
      Jesús les dijo: Traed de los peces que acabáis de pescar.
      Subió Simón Pedro, y sacó la red a tierra, llena de grandes peces, ciento cincuenta y tres; y aun siendo tantos, la red no se rompió.

                                         Juan 21: 2-11


Oyéndolo Jesús, se apartó de allí en una barca a un lugar desierto y apartado; y cuando la gente lo oyó, le siguió a pie desde las ciudades.
      Y saliendo Jesús, vio una gran multitud, y tuvo compasión de ellos, y sanó a los que de ellos estaban enfermos.
      Cuando anochecía, se acercaron a él sus discípulos, diciendo: El lugar es desierto, y la hora ya pasada; despide a la multitud, para que vayan por las aldeas y compren de comer.
      Jesús les dijo: No tienen necesidad de irse; dadles vosotros de comer.
      Y ellos dijeron: No tenemos aquí sino cinco panes y dos peces.
      El les dijo: Traédmelos acá.
      Entonces mandó a la gente recostarse sobre la hierba; y tomando los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, bendijo, y partió y dio los panes a los discípulos, y los discípulos a la multitud.
      Y comieron todos, y se saciaron; y recogieron lo que sobró de los pedazos, doce cestas llenas.
      Y los que comieron fueron como cinco mil hombres, sin contar las mujeres y los niños.

                                               Mateo 14: 13-21


Aconteció que estando Jesús junto al lago de Genesaret, el gentío se agolpaba sobre él para oír la palabra de Dios.
Y vio dos barcas que estaban cerca de la orilla del lago; y los pescadores, habiendo descendido de ellas, lavaban sus redes.
Y entrando en una de aquellas barcas, la cual era de Simón, le rogó que la apartase de tierra un poco; y sentándose, enseñaba desde la barca a la multitud.
 Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar.
Respondiendo Simón, le dijo: Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado; mas en tu palabra echaré la red.
Y habiéndolo hecho, encerraron gran cantidad de peces, y su red se rompía.
Entonces hicieron señas a los compañeros que estaban en la otra barca, para que viniesen a ayudarles; y vinieron, y llenaron ambas barcas, de tal manera que se hundían.
Viendo esto Simón Pedro, cayó de rodillas ante Jesús, diciendo: Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador.
Porque por la pesca que habían hecho, el temor se había apoderado de él, y de todos los que estaban con él,
y asimismo de Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Pero Jesús dijo a Simón: No temas; desde ahora serás pescador de hombres.

                                                      Lucas 5: 1-10

Al igual que estos milagros de multiplicación, el señor hizo y seguirá haciendo muchos mas, solo queda claro que lo único que el señor nos pide es que le obedezcamos, que sigamos sus instrucciones, que hagamos las cosas como el quiere, no como a nosotros nos parezca. El nos confirma que con menos hace mas.


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Dios los bendiga