lunes, 3 de junio de 2013

OBSTACULOS DEL EXITO


                     "Sólo una cosa vuelve un sueño imposible: el
                     miedo a fracasar."
 
                                                      Paulo Coelho.
 

El miedo nos impide lograr muchas cosas porque nos detiene. Es una programación largamente adquirida y tu cerebro reacciona con la mejor de las intenciones para protegerte de recibir algún mal. Y cuanto más miedo tienes, menos cosas haces.

Los miedos no han aparecido por casualidad en nosotros, ni tampoco son genéticos o innatos, sino que han ido formándose y arraigándose mediante la crítica negativa que hemos recibido en nuestra vida, sobre todo en nuestra infancia, que es donde se forja normalmente la mayor parte de nuestra personalidad. La crítica negativa, aunque sea realizada con la intención positiva de educarnos en nuestra niñez, busca dirigir y controlar nuestro comportamiento. Es cierto que algunos métodos para educar a los niños cumplen con este objetivo en el corto plazo pero, desgraciadamente, pueden condicionar el futuro de esas personas a llegar a la edad adulta de una manera muy negativa.

El miedo al fracaso es, sin duda, el miedo tóxico referente si analizamos los mayores limitadores para conseguir el éxito en la vida. Habitualmente comienza a inculcarse desde una edad muy temprana mediante una forma de criticar muy característica: la negación. “No cojas eso. No saltes en el sofá, no salgas al jardín. ¡No!, deja de cantar cuando hablan los adultos… etc.”. Se va inoculando, desde ese momento, lo que se conoce como hábito negativo por inhibición. Mientras que la curiosidad innata de un niño de esa edad busca permanentemente realizar nuevas actividades, el constante ¡No! que recibe va coartando esa motivación, pues asocia el tratar de realizar algo nuevo, con una reprimenda o un castigo. Es ahí cuando la persona ya grabar un mensaje en su interior que lo marcará de por vida: “No puedo hacer esto… no puedo hacer lo otro…NO PUEDO…”. Podemos identificar ese miedo en sus efectos en nuestro cuerpo, pues se suele localizar en la parte anterior del mismo. Se nota una tensión en el plexo solar que se va incrementando y puede hacer sentir cierta falta de aire para poder respirar adecuadamente, el pulso se acelera y podemos sentir dolor de cabeza en la parte anterior de la misma. Hay veces que provoca también sequedad en la boca y tensión en la vejiga.

En el miedo al rechazo, el otro miedo limitador predominante, el mensaje que se aloja en el subconsciente de la persona es el condicionamiento de la recompensa obtenida a un comportamiento concreto: “Sé bueno o tus padres se pondrán tristes. Haz las tareas del colegio o no montarás en bicicleta. Cállate un rato o tu abuela no te querrá…”. Se crece con un amor condicionado al bienestar de los demás, que puede genera a veces un habito negativo compulsivo en el que complacer a los demás llega a estar muy por delante de realizarse uno mismo. Si analizamos también la manifestación física de este miedo, suele focalizarse en la parte posterior de nuestro cuerpo. Tensión en el cuello y los hombros, e incluso en la parte baja de la espalda. En casos donde este miedo es muy intentos puede provocar también dolores pulsantes en la parte posterior de la cabeza.

Para vencer estos miedos debemos comenzar siendo conscientes de su existencia, de su procedencia, aceptándolos y entendiendo que no son inamovibles, que un trabajo adecuado de nuestra autoestima puede hacerlos desaparecer. Es muy importante que aprendamos a querernos como personas, con posibles errores que no son más que experiencias y enseñanzas importantes hacia un mejor futuro. Partiendo de un respeto profundo por nosotros mismos será posible mantener controladas estas dos manifestaciones de una personalidad que aún no ha conseguido brillar por su propia voluntad, sino por el condicionamiento de otros.

La pregunta aquí es cómo logran tener éxito alcanzando sus metas otras personas y yo no. La respuesta es con valor, decisión y determinación. Valor de enfrentarse a sus miedos porque su deseo de lograr la meta es superior a su miedo. Cuando vemos una persona de éxito, nos parece incluso glamoroso y hasta llegamos a envidiarlo un poco por todo lo que ha logrado y suponemos que vive muy cómodo y sin esforzarse mucho. Nunca nos detenemos a pensar el esfuerzo y valor que esas personas han tenido para llegar hasta donde se encuentran en este momento, y el que deben tener todos los días para enfrentar las situaciones y salir adelante a pesar de sus miedos.

Debes tener el valor de enfrentarte a tus miedos y nunca dejar de intentarlo. Nunca dejar de luchar por lo que deseas lograr de todo corazón. No escuches a los pesimistas, cuya vocación es tratar de llenarte la cabeza de frases concluyentes con un tono firme y de convencimiento: “No lo intentes, no tiene caso, no se puede” para que tú también te quedes a su lado y dejes de intentar salirte de tu zona de comodidad para lograr cambios.

La recompensa les llega a aquellos que se arriesgan y continúan caminando hacia sus metas. Todos tenemos la capacidad de crear la vida que imaginamos. Es posible que algunos necesiten más valor que otros, pero todos podemos lograrlo. También todos tenemos miedo, esa es una realidad. La diferencia es que los que lo enfrentan lo superan y logran las cosas a pesar de su miedo, pero siempre está latente.

Decídete a lograr tus metas más preciadas. Actúa aún a pesar del miedo, y no dejes de avanzar. Con todo y tu miedo empieza a dirigir tus pasos hacia lo que deseas. De tanto repetir el comportamiento, en poco tiempo te sentirás menos incómodo realizando esas tareas. Siempre vas a tener miedo, el caso es que no te detengas. Que sigas actuando, trabajando y viviendo a pesar de tus miedos. Es bueno que comprendas que eso nos sucede a todos, que no estás sólo, que esos miedos nos acompañan a todos a lo largo de nuestras vidas.

El miedo a hablar en público aparece como número uno en la mayoría de las personas, y si lo analizas objetiva y fríamente ¿qué te puede pasar si tuvieras la necesidad de hacerlo? La respuesta es nada. Nuestra mente es la que ha creado imágenes y sonidos horrorosos que nos paralizan a la hora de pararnos ante un grupo grande de personas (y a veces incluso no tan grande). Así que la manera de vencerlo es ponerte de pie frente al grupo y comenzar a hablar. Por supuesto que no tendrás soltura y por supuesto que estarás temblando y probablemente te pondrás nervioso. Pero solamente haciéndolo es que le empezarás a perder el miedo y te darás cuenta de que en realidad no sucede nada, que lo más que puede pasar es que las personas noten que eres un novato, pero si a pesar de no hacerlo bien logras transmitir el mensaje, puedes decir que has tenido éxito. La valentía para ponernos a prueba e ir superando nuestros límites, conseguir nuestra realización personal como fin, y el bienestar de las personas que nos importan como una consecuencia de nuestro desarrollo y no al contrario, es el camino correcto para avanzar en armonía y felicidad. Con una voluntad de superación firme, los miedos que nos limitan pueden ser muy pronto un mal recuerdo del pasado. Y como esto, es con todas las cosas con las que tengas miedo a hacer o decir o lograr. Enfréntate a tus miedos y tendrás asegurado el éxito.

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Dios los bendiga