sábado, 30 de junio de 2012

RUTINARIO O EXTRAORDINARIO

                       "No son los males violentos los que nos
                        marcan, sino los males sordos, los
                        insistentes, los tolerables, aquellos qué
                        forman parte de nuestra rutina y nos minan
                        meticulosamente como el tiempo."

                                               Emil Michel Cioran.


Doña Rosa era una ascensorista de un viejo edificio de

juzgados en Bogotá que usualmente estaba congestionado

de visitantes, los cuales, asustados, perdidos, molestos,

afanados o simplemente apáticos, esperaban atiborrarse en

uno de los viejos ascensores.

Cuando se abría la puerta, la multitud que salía empujaba a

la que quería entrar, armando un caos que se repetía en casi

todos los pisos; además del calor y los olores concentrados

en el elevador.

A pesar de esto doña Rosa cuidaba su máquina como si

fuera la más fina y valiosa.
Cada mañana, ella brillaba las partes metálicas y la aseaba

lo mejor posible.

De todas maneras andaba sonriente y entusiasta, saludaba y

despedía al abrir las puertas, disfrutaba sorprendiendo a sus

viajeros frecuentes al recordar sus nombres, hacía bromas

para que la gente sonriera, y respondía de buena gana a

toda clase de preguntas.
Aparte de eso vendía papel oficial, sellos de correo, y en sus

pocos ratos libres le encantaba tejer ropa para bebés.

Un día alguien le preguntó cómo podía permanecer tan

contenta en esa clase de trabajo incómodo, rutinario y mal

pagado.

A lo que ella contestó:

Muchas personas creen que yo actúo así por la gente, pero

en realidad lo hago por mí.
Cuando trato bien a mis pasajeros me siento satisfecha, si

los ayudo, la mayoría me trata bien y me aprecia.

Sé que mi ascensor es viejo y mal mantenido, -continuó-,

pero cuando lo limpio y lo brillo, me estoy cuidando a mí

misma, porque aunque no es mío, vivo en él muchas horas

de mi vida y si lo trato bien, me va a servir mejor.

¿Y todos los otros ascensoristas piensan así? -le

preguntaron-.

No, -respondió-, algunos de mis compañeros piensan que su

tiempo de trabajo no les pertenece a ellos.
Dicen que es el tiempo de la empresa.
Parecen ausentes, es como si murieran a las ocho de la

mañana y resucitaran a las seis de la tarde.
Suponen que trabajando de mala gana van a maltratar al jefe

o a otros, cuando en realidad es el tiempo de su vida, algo

que nunca van a recuperar.

Amigo, qué fácil es convertir lo ordinario y lo rutinario en algo

divertido y extraordinario.
Todos los días puedes hacerlos diferentes.
Las actividades y las personas se vuelven aburridas cuando

le quitas el corazón a lo que haces.

¿Cómo podrías hacer más extraordinaria tu vida?

La aventura no está en lo que haces, sino en cómo lo

haces.

La felicidad está en querer lo que se hace y no, en hacer

lo que se quiere.

La felicidad, de querer lo que se hace, está basada en hoy y

no se pospone para mañana; Esta en tus manos,el reto es

vivir cada momento intensamente como si fuera el último, sin

condiciones del pasado y ansiedades de futuro.
Se trata de la rutina cotidiana, de aceptarla como una

contribución personal a la sociedad, comprender que hacer

las tareas, lo mejor que se pueda, redunda en el bien de la

familia, la empresa, la sociedad y todo ello, es para mí

beneficio personal.
Hacer las cosas lo mejor posible, requiere de un estado de

concentración y de atención prolongada, a lo largo del día.

Prestar atención a los pequeños detalles, observar las

reacciones, que en otros, tienen nuestros actos, es la

manera de convertir la vida cotidiana, en una aventura

apasionante.
La rutina diaria, la puedo llenar de contenido, solo

cambiando la mirada; percibir los sucesos, como señales

que indican el camino a seguir; sentirnos coparticipes de la

creación del universo, con nuestros pequeños actos; tomar

conciencia, de que nuestro proceder cotidiano, es la semilla

de lo que está por venir.
La felicidad, yo la encuentro, al llenar de sentido mi ritmo

cotidiano, haciendo las tareas lo mejor que puedo,

aceptando mis errores como parte del aprendizaje que la

vida comporta, los fracasos como una forma de fortalecer mi

persona y los éxitos como mi aportación a la felicidad de la

humanidad, pero principalmente la nuestra.
Sera la forma con que tú observes lo cotidiano, lo que

marcara la diferencia entre una vida rutinaria o una vida

extraordinaria.

1 comentario:

  1. No puedo creer que nadie haya comentado tu entrada de blog. Quizás la gente no le interesa o simplemente no lo han encontrado. Te felicito por compartir este post. Dentro de algunos meses daré un curso en mi empresa sobre valores humanos y superación. Este post me ha abierto el camino a la inspiración sobre lo que debo de decir. Muchas gracias por tu dulce motivación.

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Te agradezco grandemente, tus comentarios, ellos ayudaran a mejorar el contenido de esta pagina, ademas de los capitulos de mi futura publicacion, de la cual comparto tambien algunos apartes.

Dios los bendiga