"No son los males violentos los que nos
marcan, sino los males sordos, los
insistentes, los tolerables, aquellos qué
forman parte de nuestra rutina y nos minan
meticulosamente como el tiempo."
Emil Michel Cioran.
Doña Rosa
era una ascensorista de un viejo edificio de
juzgados en Bogotá que usualmente
estaba congestionado
de visitantes, los cuales, asustados, perdidos, molestos,
afanados o simplemente apáticos, esperaban atiborrarse en
uno de los viejos
ascensores.
Cuando se abría la puerta, la multitud que salía empujaba a
Cuando se abría la puerta, la multitud que salía empujaba a
la que quería
entrar, armando un caos que se repetía en casi
todos los pisos; además del
calor y los olores concentrados
en el elevador.
A pesar de esto doña Rosa cuidaba su máquina como si
A pesar de esto doña Rosa cuidaba su máquina como si
fuera la más fina y
valiosa.
Cada mañana, ella brillaba las partes metálicas y la aseaba
lo mejor posible.
De todas maneras andaba sonriente y entusiasta, saludaba y
De todas maneras andaba sonriente y entusiasta, saludaba y
despedía al abrir
las puertas, disfrutaba sorprendiendo a sus
viajeros frecuentes al recordar sus
nombres, hacía bromas
para que la gente sonriera, y respondía de buena gana a
toda clase de preguntas.
Aparte de eso vendía papel oficial, sellos de correo, y en sus
pocos ratos
libres le encantaba tejer ropa para bebés.
Un día alguien le preguntó cómo podía permanecer tan
Un día alguien le preguntó cómo podía permanecer tan
contenta en esa clase de
trabajo incómodo, rutinario y mal
pagado.
A lo que ella contestó:
Muchas personas creen que yo actúo así por la gente, pero
A lo que ella contestó:
Muchas personas creen que yo actúo así por la gente, pero
en realidad lo hago
por mí.
Cuando trato bien a mis pasajeros me siento satisfecha, si
los ayudo, la
mayoría me trata bien y me aprecia.
Sé que mi ascensor es viejo y mal mantenido, -continuó-,
Sé que mi ascensor es viejo y mal mantenido, -continuó-,
pero cuando lo limpio
y lo brillo, me estoy cuidando a mí
misma, porque aunque no es mío, vivo en él
muchas horas
de mi vida y si lo trato bien, me va a servir mejor.
¿Y todos los otros ascensoristas piensan así? -le
¿Y todos los otros ascensoristas piensan así? -le
preguntaron-.
No, -respondió-, algunos de mis compañeros piensan que su
No, -respondió-, algunos de mis compañeros piensan que su
tiempo de trabajo no
les pertenece a ellos.
Dicen que es el tiempo de la empresa.
Parecen ausentes, es como si murieran a las ocho de la
mañana y resucitaran a
las seis de la tarde.
Suponen que trabajando de mala gana van a maltratar al jefe
o a otros, cuando
en realidad es el tiempo de su vida, algo
que nunca van a recuperar.
Amigo, qué fácil es convertir lo ordinario y lo rutinario en algo
Amigo, qué fácil es convertir lo ordinario y lo rutinario en algo
divertido y
extraordinario.
Todos los días puedes hacerlos diferentes.
Las actividades y las personas se vuelven aburridas cuando
le quitas el corazón
a lo que haces.
¿Cómo podrías hacer más extraordinaria tu vida?
La aventura no está en lo que haces, sino en cómo lo
haces.
La felicidad está en querer lo que se hace y no, en
hacer
lo que se quiere.
La felicidad, de querer lo que se hace, está
basada en hoy y
Sera la forma con que tú observes lo cotidiano, lo que
marcara la diferencia entre una vida rutinaria o una vida
extraordinaria.
No puedo creer que nadie haya comentado tu entrada de blog. Quizás la gente no le interesa o simplemente no lo han encontrado. Te felicito por compartir este post. Dentro de algunos meses daré un curso en mi empresa sobre valores humanos y superación. Este post me ha abierto el camino a la inspiración sobre lo que debo de decir. Muchas gracias por tu dulce motivación.
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