sábado, 13 de septiembre de 2014

IGUALES PERO DIFERENTES

              "Hay una gran diferencia entre: hacer lo posible y
               hacerlo posible."
                                                           (Anónimo)



Están los que usan siempre la misma ropa.
Están los que llevan amuletos.
Los que hacen promesas.
Los que imploran mirando al cielo.
Los que creen en supersticiones.
Y están los que siguen corriendo cuando les tiemblan las piernas.
Los que siguen jugando cuando se acaba el aire.
Los que siguen luchando cuando todo parece perdido, como si cada vez fuera la última vez.
Convencidos de que la vida misma es un desafío.
Sufren.
Pero no se quejan.
Porque saben que el dolor pasa.
El sudor se seca.
El cansancio termina.
Pero hay algo que nunca desaparecerá, la satisfacción de haberlo logrado.
En sus cuerpos hay la misma cantidad de músculos.
En sus venas corre la misma sangre.
Lo que los hace diferente es su espíritu.
La determinación de alcanzar la cima.
Una cima a la que no se llega superando a los demás.
Sino superándose a uno mismo.

Cuando intentamos aprender algo o cambiar algún comportamiento para lograr una meta, la sensación que nos da es de incomodidad, ya que el cerebro necesita de tiempo y práctica para aprender y hacerlo una parte integral de nuestro ser, y es entonces que la incomodidad desaparece. Por lo tanto la clave está en la constancia.

Esa incomodidad que sentimos cuando estamos practicando el aprendizaje del nuevo comportamiento, es la que hace que muchos claudiquen antes de darle el tiempo necesario al aprendizaje, o sea, a la práctica de lo que estamos tratando de aprender. No importa si se trata de aprender a jugar cartas o un nuevo comportamiento que nos ayude a lograr una meta.


Hay diferentes etapas durante el aprendizaje de algo nuevo:
La primera es la "incompetencia inconsciente", esto es cuando no sabes hacer algo y no lo sabes conscientemente.

La segunda es la "incompetencia consciente" que quiere decir que estás intentando aprender y te das cuenta de que eres aún incompetente al hacerlo.

La tercera es la "competencia consciente", cuando ya sabes hacerlo, pero aún tienes que poner atención para hacerlo correctamente. Estás consciente de que ya sabes hacerlo, pero aún no se ha convertido en un comportamiento habitual.

La cuarta y última etapa es la "competencia inconsciente", cuando ya aprendiste a hacerlo y ni siquiera tienes que pensar conscientemente en ello para efectuarlo. Es cuando ya se ha convertido en un comportamiento habitual.

Pasamos por estas cuatro etapas en todo lo que aprendemos, a caminar, a leer y escribir, a andar en bicicleta, a conducir un automóvil, etc. Es muy importante tener esto presente a la hora en que quieras aprender a hacer algo nuevo o trabajar para cambiar algún hábito o comportamiento que no te esté dando los resultados que deseas.

Mucha gente se da por vencida cuando se encuentra apenas en la segunda etapa, la incompetencia consciente. Ahí es cuando se desaniman y piensan que no son buenos para eso o que nunca van a poder aprenderlo. "No tengo la habilidad", "no soy bueno para eso", "en realidad no creo que me sirva", son las frases que se dicen a si mismos para empezar a justificar el hecho de dejar de intentarlo. Es en esta etapa donde nos sentimos incómodos con lo que estamos tratando de aprender y como no nos gusta sentirnos incómodos, dejamos de intentarlo. La clave está en insistir, en ser constante hasta lograrlo.

Cuando te sucede esto es que estás saliéndote de los límites de tu "zona de comodidad", y lo tienes que tener presente en todo momento para no fracasar en tu intento. Sí, es incómodo, y estarías más a gusto si vuelves a los límites donde te sientes a gusto, pero también te sentirías mal por haber fracasado.

Si de verdad quieres hacer cambios en tus comportamientos y hábitos, tienes que comprender y asimilar estas cuatro etapas, para tener la perseverancia de continuar aún cuando te sientas incómodo con el nuevo comportamiento, porque solamente con la práctica lograrás que el cerebro lo asimile, y comprenda que eso es lo que deseas hacer de ahora en adelante, y deje a un lado el comportamiento anterior.

Se nos hace difícil intentar cambiar algún hábito que no nos está ayudando a salir adelante, sino que al contrario, nos está deteniendo para lograr metas más importantes. Cuando tenemos, por ejemplo el hábito de comer entre comidas, lo cual es perjudicial no solo para nuestra salud sino que también nos impide mantenernos en el peso ideal para nuestro cuerpo, nos agobia siquiera pensar en hacer el intento de quitarnos ese hábito y aprender uno nuevo, por la incomodidad que esto representará durante algunos días o semanas.

Si tienes un deseo intenso de cambiar algo en tu vida, comienza a hacer los cambios necesarios para lograrlo y aférrate a ese nuevo comportamiento durante por lo menos un mes. Si dejas de hacer lo que te está perjudicando durante un mes y le superpones el nuevo hábito que quieres adquirir, borrarás definitivamente el comportamiento previo.

Hay maneras de ayudarte a ti mismo en los momentos difíciles de un cambio de hábito. Prepárate con letreros en los lugares que más frecuentes en tu hogar y una tarjeta que lleves contigo en tu cartera o bolso, donde escribas una frase que te recuerde que estas incomodidades son pasajeras y que una vez que logres llegar al otro lado del puente no solo ya no te sentirás incómodo sino que al contrario, mejorará tu autoestima por haber logrado el éxito en lo que te propusiste además de haber aprendido el nuevo comportamiento dejando atrás el anterior.

Cuando un bebé comienza a caminar, observamos como su persistencia lo empuja a intentarlo una y otra vez hasta lograr primero ponerse de pie. Obviamente al intentar en ese momento dar un paso cae, y sin embargo no se dice como nos decimos los adultos: "Seguramente esto no es para mí, yo no valgo para esto de caminar así que gatearé toda mi vida" ¡De ninguna manera!, un bebé lo seguirá intentando sin detenerse, hasta lograr caminar como el ve que los demás lo hacen.

La diferencia entre un bebé que está intentando aprender algo nuevo y un adulto en las mismas condiciones, es que el adulto tiene muy desarrollado el crítico interior que no le permite seguir adelante insistiendo hasta lograrlo. Ese crítico interior es el que más duramente nos trata haciéndonos pensar que no somos lo suficientemente buenos para lograrlo. En un próximo capítulo hablaremos sobre nuestro crítico interior y las formas en que podemos lograr que se convierta en un aliado, y nos ayude en cualquier cosa que intentemos en la vida.

Maca Hernandez

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