miércoles, 1 de agosto de 2012

CASUALIDAD O PROPOSITO?

                          "No existe la casualidad, y lo que se nos
                          presenta como azar surge de las fuentes
                          más profundas."
 
                                             Friedrich Schiller.
 

Lo que tengo no me pertenece, aunque forme parte de mí.
Todo lo que soy me fue prestado por el Creador, para que pueda repartir con aquellos que entran en mi vida.
Nadie cruza nuestro camino por casualidad.
Y nosotros no entramos en la vida de alguien sin ninguna razón.
Hay mucho para dar y recibir.
Mucho para aprender, con experiencias positivas o negativas.
Es eso… intenta ver las cosas negativas que te pasan como algo que sucede por alguna razón.
Y no te lamentes de lo ocurrido, además, reclamar no te servirá de nada, Y te vendará los ojos para continuar tu camino.
Cuando no conseguimos olvidarnos que alguien nos lastimó, estamos reviviendo la herida, haciéndola muchas veces, mayor que la que teníamos antes.
No siempre las personas nos lastiman intencionalmente.
Muchas veces, nos sentimos heridos, pero la otra persona ni siquiera se dió cuenta de esa situación, y nos decepcionamos porque aquella persona no cumplió nuestras expectativas.
¡Nuestras expectativas!
¿Y sabemos cuáles eran las expectativas de la otra persona?
A nosotros nos decepcionan, y nosotros decepcionamos a los demás.
Pero, claro, es más fácil pensar en las cosas que nos duelen a nosotros.
Cuando alguien nos dice que nos lastimó sin intención, ¡créele!
Te va a hacer bien. Y así, tal vez, te entenderán cuando digas sinceramente, “fue sin querer.”
¡Da lo mejor que puedas de tí!
Cuando te vayas, la única cosa que dejarás es el recuerdo de lo que hiciste aquí.
Sé bueno, intentá dar siempre el primer paso nunca niegues una ayuda que esté a tu alcance, perdoná y da lo mejor de tí mismo.
¡Se una bendición!
Dios no viene en persona para bendecirnos.
Él usa a los que están dispuestos a cumplir la misión.
Todos podemos ser ángeles.
La eternidad está en nuestras manos.
¡Viví de manera que cuando ya no estés, gran parte de tí continúe en aquellos que tuvieron la fortuna de encontrarte!

En la Naturaleza podemos observar “casualidades” que tienen fácil explicación:
En la selva amazónica los Castaños del Brasil, árboles que llegan a alcanzar más de 50 metros de altura, producen un fruto del tamaño de un coco que al estar maduro cae al suelo y queda intacto, ¡que casualidad!. No son pocos los animales que intentan abrirlo para comerse las jugosas semillas que guarda en su interior, sin embargo sólo un tipo de roedor (agouti) posee unos dientes incisivos capaz de perforar la dura cáscara y hacerse con las semillas, ¡qué casualidad!. No acaba ahí, este roedor no puede comerse todas las semillas de una vez, así que las entierra a unos pocos centímetros de profundidad y así guardarlas para el futuro. Sin embargo, sucede que su mala memoria hace que no sea capaz de recuperarlas todas y aquellas que permanecen enterradas germinan y crece un nuevo castaño, ¡Cuántas casualidades!. Esta claro que no es casualidad, sino que a cambio de recibir el alimento del castaño, los agouti ayudan a que éste se reproduzca.
Cuanto más conocimientos poseamos y más observemos los detalles de cada situación, encontraremos explicaciones a situaciones que de otro modo atribuiríamos a la casualidad, la suerte o a Dios. Parece que no sabemos vivir admitiendo que no conocemos la explicación de todos los sucesos y para “solucionarlo” inventamos argumentos absurdos.

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Dios los bendiga